Chapter 23

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La historia del porqué Artorias estaba entre los cazadores de Bondomir era un tanto larga, pero por ahora no nos centraremos en explicarlo, ya que éste comenzó a hacer su movimiento.

Artorias corrió en círculos alrededor de Eldawyn que no le quitó la vista de encima. Esto sólo significaba que él se mantenía fuera de su posible rango de ataque mientras buscaba una abertura.

Ella no tiene aberturas...

El chico sonrió, sabía que esto no sería nada fácil y significaba todo un reto que debía superar.

Claro, las motivaciones de Artorias siempre salían a flote cuando se trataba de una mujer. Al contrario que la mayoría de hombres, a él le gustaban mucho las mujeres fuertes.

Y su principal motivación para superar todos sus límites por supuesto, era la diosa Isbel. A pesar de que Dio le había dicho sobre su verdadera naturaleza, a Artorias le valió tres pepinos.

"Mientras tenga tetas y dos agujeros... ¿qué importa si es un monstruo?"

Artorias ciertamente era un hombre muy extraño, cuando conoció a Seira casi le da un infarto y no tardó en intentar ligársela.

" - Fufufuf...ciertamente eres un chico lindo...¿qué tal si nos vemos en un lugar más ín-ti-mo?"

La voz de Seira tenía la pasiva de despertar al ganso automáticamente.

Pero a diferencia de la mentalidad honesta y pura de Tori...su hermana menor, Seira era muy retorcida aunque no lo aparentara mucho. Le excitaba la idea del Ntr, pero no sería un Ntr si Dio no era su pareja, por eso estaba dispuesta a entregarse a cualquier hombre que le pareciera lindo. Claro, esto era ajeno al fuerte sentimiento de lealtad que ella sentía por Dio.

Pero había un problema con ella...

La raza de Seira era la de un "Zombie" por lo que sería necrofilia si alguien llegara a meterse con ella, claro, tampoco le importaba eso a Artorias que luego saldría de su habitación espantado y con ciertos traumas como para no volver a acercarse a ella.

Lo que Seira le hizo ver a Artorias en la oscuridad era algo que sólo quedarán entre ellos.

En este momento, el joven guerrero había optado por atacar finalmente a su oponente femenina por un costado. Eldawyn se percata de ello por el rabillo de su ojo y por reflejo mueve su lanza para bloquear el ataque al mismo tiempo que hizo un fuerte empuje que desequilibró a Artorias haciéndolo dar unos torpes pasos hacia atrás. Esta oportunidad no la desaprovechó la princesa que se preparó para un ataque, planeaba golpearlo fuertemente con el mástil. Raras veces ella ocupaba la punta afilada para dañar a alguien porque eso significaba acabar rápidamente un combate.

No es que Eldawyn fuera una sádica, simplemente le daba una oportunidad a su oponente para que al menos reaccione y haga algo más decente que sólo hacer ataques predecibles.

Artorias no esperaba éste empuje, pero tampoco se había sorprendido.

Fueron cinco semanas en total...todos los días, Artorias salía a la selva desde el mediodía hasta caer la noche para luchar contra toda clase de monstruos que hasta el día de hoy, todavía le cuesta trabajo vencerlos, al menos un poco menos de la mitad. Él había mejorado, no precisamente por esta rutina, mas bien era el hecho de que también, todos los días por las mañanas él retaba a Poison a duelos que terminaba perdiendo, por un lado anhelaba ganarle, pero su principal motivo era aprender con ello y el chico mejoraba a su ritmo. Tenía talento, sí, pero...

Ante la vasta experiencia de un veterano, los talentos estaban demás.

Él sabía muy bien que la princesa era igual o más fuerte que Poison...él sólo quería dar una buena impresión y tratar de ligársela poniendo su vida en esto.

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