Chapter 190

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En algún lugar del cielo, al suroeste del país de Seriredín, hacia el mar Véltipo, un enorme...no un gigantesco barco volaba majestuoso en el cielo a una absurda altura de diez mil metros sobre el nivel del mar.

Ningún pulmón humano sería capaz de soportar semejante presión al exponerse a esa densa cantidad de aire...pero ninguno de los tripulantes eran humanos.

- Hace mucho que no venía por esta ruta, es una pena que no pueda apreciar bien el país de los delkhas- dice una mujer enorme que sobrepasaba un poco los dos metros de altura y si no llamaban lo suficientemente la atención eso, en su cabeza se alzaban un par de cuernos curvos que le daban un aura aterradora. Su apariencia era imponente y como toda una gobernante absuluta, estaba sentada de forma relajada en un trono que había en una parte elevada de la cubierta del barco imperial más grande, hermoso, costoso y poderoso que existía y a los lados de este, volaban otros barcos más pequeños que en realidad se veían así porque el barco principal era demasiado grande. La formación era increíble, cualquiera que conociera la insignia de este barco se quedaría boquiabierto y exclamarían ¡¿Acaso pretenden destruir un país?!

- Llamaríamos demasiado la atención- le dice un hombre dirianita que tenía el aspecto de un panda rojo- además, usted ya tiene mucho tiempo de no respirar aire denso, le vendría bien a su salud.

- Huh, hablas como si fuera una anciana, además, me da igual que tipo de aire respire. Dejando eso de lado, hace mucha calor...odio el calor...

- No se puede hacer nada- le respondió un orco con un enorme hacha que se encogía de hombros- el clima de Seriredín en su mayoría del territorio es tropical. Ya se lo hemos repetido varias veces por cierto.

- Ya lo sé- suspiró la mujer que se sentía fastidiada cada vez que sentía que sudaba. En la región de donde ella venía se sentía mucho más a gusto con el clima templado y las nevadas.

Ella entonces mueve la mano que sostenía perezosamente su mejilla y la extiende hacia la pequeña mesa que tenía al lado para coger una botella tradicional de cerveza. Con su poder ella enfrió al instante la bebida y comenzó a beber como la experimentada bebedora que era.

Cuando hubo terminado, ella exhala aire con una expresión satisfecha y mira hacia adelante, más allá de la proa en donde sólo había un cielo azul impecable.

- ¿Cuánto tiempo tardaremos en llegar?

- Aproximadamente unos dos días, su majestad.

- Ya veo, pero una vez que entremos en el mar, quiero que bajemos altitud, en verdad, no tolero este calor ¿Cómo es que ustedes lo aguantan?

Algunos murmuraron cosas como "¿Acaso ella no es un reptil? Debería de estar feliz" pero era algo a lo que ya estaban casi acostumbrados, al menos la mayoría de los que llevaban ya mucho tiempo con ella.

- En realidad, hace ya varios minutos que entramos al territorio oceánico, Moltánika-sama- le dice un hombre que parecía un enorme sapo. Moltánika ligeramente abre más sus ojos al escuchar eso y de forma simulada se pone en pie para caminar casualmente alrededor.

- Eso es perfecto, aún tenemos mucho tiempo para llegar a I-Verall, según el itinerario, debemos llegar a Mu a recoger provisiones para nuestros ancianos.

- Moltánika-sama, le recuerdo que ese lugar ya no se llama "Mu".

- Oh, cierto, que curioso que no lo recuerde. Sólo espero que ese viejo pervertido de Yontoi no esté ahí presente, en verdad, es un rollo tener que lidiar con él.

- Eso es imposible Moltánika-sama, por estas fechas se celebrará el torneo mundial de magos en Seriredín. El director Yontoi seguramente estará muy ocupado organizando las peleas con el concejo mundial.

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