Por mucho que Erika y Lao se mostraran en total desacuerdo mutuo, no pudieron convencer a Dio de lo contrario...
Erika sabía lo que él estaba tramando, pero no así Lao que no conocía la naturaleza del chico. De hecho, Erika era la que insistía más por alguna razón...
- No creo que eso que vayas a hacer resulte como tú lo piensas, Dio.
- Cualquiera que sea el resultado, lo aceptaré.
Al final, Erika lo entendió y eso ayudó a que lograra detener a Lao que estaba a punto de tomar acción.
- ¿Qué pretendes hacer?- le pregunta Lao al ver con fastidio total que Erika confiaba en él- dudo mucho que poseas mayor poder curativo que yo, además, no puedes resucitar a una diosa.
Dio, levanta su dedo índice hasta la altura de sus labios y con una sonrisa confiada le dice:
- Ya no es una diosa y su poder es tan bajo que incluso un humano puede matarla, además, ella también posee un alma y mientras alguien posea un alma, se puede forzar a regresar a su cuerpo original ¿Acaso no es eso la resurrección? Además, aunque lo que digas sea correcto, no exactamente morirá.
- ¿Qué? ¿Qué estás diciendo? Y deja de levantarme ese sucio dedo, apesta a pescado- le dice Lao cortante al tiempo que aparta con violencia la mano del chico que le da la espalda y se dirige al cuarto en donde Reine descansaba.
- Yo le daré el golpe mortal, he hecho ya los cálculos...les pediré que no interfieran, si algo le sucede a Reine, será culpa de ustedes.
- Tú ¡¿Qué clase de actitud es-
- Está bien, haz lo que creas conveniente, pero también tendrás que asumir las consecuencias de lo que va a resultar de esto- le dice Erika a la vez que detenía a Lao que en su interior le tenía respeto y temor, por eso no se atrevió a lanzarse contra él.
Sin responder, Dio le dirige una sonrisa y se encierra en el cuarto a oscuras. La habitación tan sólo era levemente iluminada por la luna menguante y ahí, sobre la cama estaba Reine, siempre sin ropa y en una posición recta, como la posición en la que los forenses colocaban a sus cadaveres en la morgue.
- Sako...
Sin perder tiempo, Dio llama a la sirviente que creyó más apta para este tipo de situaciones. De hecho, ahora que lo pensaba, era muy raro que él la llamara para algo.
- Pensé que se había olvidado de mí- le responde una voz femenina fantasmagórica que hizo eco por toda la habitación. El tono tenía un tono melancólico y feliz a la vez, era un tanto difícil describirlo ya que también a Sako se le daba por hablar desentonada.
Un sonido viscoso se hace oír y Dio miró hacia una esquina del cuarto, hacia arriba exactamente en donde comenzaba a crecer una abundante cantidad de cabello negro que se extendió hasta cubrir una parte de las paredes y el techo de la habitación. Parecía como si el cabello tuviese vida propia. No tardó en que este se abultara desde su punto de origen hasta tener una forma ligeramente humana. Del cabello surgen unos pálidos brazos que andaron por la pared hacia abajo y luego, el resto del cuerpo se logró ver.
De todas las sirvientes, a sólo a Sako se le ocurría hacer este tipo de entradas. Esta vez, su forma era la de una mujer muy bella con una mascarilla ocultando la mitad inferior de su rostro.
Sin preguntarle por qué tenía una mascarilla puesta, él fue directo con ella...
- Voy a matar a Reine, confío en ti.
Silenciosamente, Sako asiente. Por muy bella que fuera en ese momento, era un poco inquietante ver que ella tuviera esos grandes ojos que no pestañeaban.
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Necroromancer Online
Fantasy¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...