Chapter 130

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Dentro de la fuerza promedio de este mundo, los maestros eran seres que estaban simplemente en una liga inalcanzable. En cambio los concejeros de los distintos colegios eran personas mucho más poderosas del promedio simplemente.

Tener un número dentro del concejo no significaba nada, simplemente ellos los tenían porque vencieron a sus antecesores o les fueron heredados. Tales como la número dos Tokha y la número uno, Zindel, son chicas a las que se les había cedido el puesto...en cambio personas como Hitomi o Akeri tuvieron que vencer a los antiguos alumnos que ocupaban ese número para reemplazarlos.

Ser el número uno no significaba que fuera el más fuerte, ni ser el número tres significaba que era el tercer más fuerte, bien podría ser el número once el más fuerte de todos o el número doce, a ningún consejero le importaba realmente esto ya que una vez se tuviera un número, ya no había forma de ascender o descender.

Las reglas eran simples, los miembros del concejo no pueden retarse a sí mismos y si tenían alguna disputa, debían arreglarlo con una moneda.

Ni tampoco un miembro debería de invadir el territorio de otro miembro.

Pero en esta ocasión, las miradas de las dos pelirrojas reflejaban sus deseos de derramar sangre y se pasaron por el arco del triunfo las reglas.

- ¿Así que esta cosa es tuya, Tokha?- le pregunta burlonamente Akeri que le mostraba el cuerpo herido de Rinoa que alzaba relajadamente con una mano, demostrando que tenía una buena cantidad de fuerza bruta...¿Acaso no se supone que es una bruja?

- Así es, no permitiré que toques mis cosas~

- Para empezar, ella anduvo husmeando a mis pequeñas mascotas en este corral. Es normal que el dueño se encargue de erradicar la fuente del daño.

- Que yo sepa, la mitad de este territorio está dentro de los límites de Zindel y ¿adivina qué? Me parece que nosotras estamos en territorio enemigo.

- A Zindel ni siquiera le importa tener territorios, deberías saberlo bien, así que...

¡Fush!

Como un acto reflejo, Akeri lanzó una patada girando sobre sí misma hacia atrás para golpear a alguien que se le acercaba por detrás.

La figura al contacto se había convertido en nada, como si la imagen hubiese sido un fantasma y Akeri por un momento perdió el equilibrio sobre su cuerpo tras ponerle mucha fuerza a su patada, pero de inmediato se repuso como si no hubiese sucedido nada.

Ella entonces dibujó una sonrisa sardónica en su rostro al fijarse en un chico que la miraba a varios metros lejos de ella.

- Tú eres mi...no. Te recuerdo, eres uno de los cinco únicos ingresados ¿no? Será mejor para ti que te mantengas ahí quietecito, no quiero que salgas lastimado si algo malo ocurre.

- Vaya, no sabía que fueras tan amable ¿acaso ustedes se conocían?

- No la recuerdo- le respondió Dio que tenía una mirada sombría.

- Ni idea- le dijo también Akeri que se encogía de hombros.

"Ambos mienten"

Esa fue la conclusión a la que llegó Tokha al oír sus respuestas, su instinto demoníaco se lo decía.

Dio a pesar que deseaba enfrentarse a Akeri, sabía muy bien la brecha que había entre la valentía y la imprudencia. No había forma de que un recién adalid llegado de primer grado venciera a una adalid veterana de octavo grado.

Aunque él supiera hechizos muy peligrosos, ella tenía la experiencia suficiente como para contrarrestarlo. Tampoco la astucia ayudaría mucho, al probarla con un clon fantasma pudo cerciorarse de sus agudos instintos o su percepción de su entorno...tal vez poseía el "Miten" que era una habilidad de observación en esfera de 360.

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