Chapter 160

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-¿Por qué tengo que estar con ustedes?

- No tienes de otra querida~

- Fufufuf, mejor ven y diviértete, deja de lado tus resentimientos hacia nosotras.

- Sheshesheh, creo que le empiezo a tomar gusto a esto ¿me pasas otra carta?

En algún lugar del colegio, las sirvientes de Dio habían descubierto hace poco el "Club de Sirvientes" y como su nombre lo indica, era un lugar donde los sirvientes de todos los adalíes que estudiaban en el colegio se reunían aquí para pasar el rato.

Milmunir estaba ahí también, todo por seguir a Sebas que se la pasaba ignorándola y también estaba la misteriosa Erisa que si bien había aparecido de pronto, ella se auto proclamó como su sirviente, por lo que cumplía con el único requisito para entrar al club y en menos de lo que se esperaba ya se llevaba bien con todas.

- Ara ¿Qué clase de bebida es esta?- le pregunta Erisa a Rinoa con la que había entablado rápidamente cierta amistad debido a que coincidían en algunos gustos.

- ¿Te gusta?- le pregunta Rinoa con un poco de entusiasmo- es un vino a base de uvas y esencia humana, el perfume que puedes percibir es gracias a una joven virgen que desprendía ese aroma tan...maravilloso, no podía dejarla ir, por eso tuve que pedirle permiso a mi amo para que la separaran del grupo de mujeres capturadas para los goblins ¿Tú estuviste ahí no?

- Sí, nunca me imaginé que los humanos tuvieran este tipo de usos- decía Erisa que miraba la copa de vino que tenía un color morado y cuya textura en el líquido era un poco más espesa que el agua.

- Ni yo, pero ahora veo que se pueden "capturar" el aroma de los humanos...es muy interesante decía Rinoa que miraba con anhelo hacia la nada.

Entre los sirvientes estaban la maniática Zercy, sirviente de Tokhs. Ella no veía el momento para clavarle el cuchillo a una de sus compañeras que ya sabían de sus intenciones y les daba igual. Luego estaba Mercy, una chica borracha y con actitud de chico que casi siempre perdía en las cartas y luego armaba un alboroto. Hasta ahora nadie sabe a quien pertenece ella, así como otros once sirvientes tales como Geratina, una mujer cuyo cuerpo estaba hecho de oscuridad o Morfeo, un tipo que no paraba de fumar hierbas extrañas mientras tallaba figuras de madera.

Cada sirviente parecía ir a su aire, todos eran diferentes el uno del otro, pero eso también era lo que hacía que ninguno se menospreciara. Al ser todos unos excéntricos, ninguno podía saber qué tan fuertes eran sus compañeros de club (a excepción de Neon) y tampoco les importaba realmente. Entre sirvientes no existía la rivalidad a menos que sus amos decidieran luchar entre sí y los involucraran a ellos.

- Oye ¿cómo te llamas pequeño? Me gustas mucho sabes.

- ¿E-Eh? E-Esto...

- ¿No quieres ir a un lugar más ín-...¡Oaahhh! ¡R-Rinoa! ¿Qué haces?- se queja Lisboa al ver que su hermana mayor que había visto a su hermana coqueteándole a un niño le jalaba fuerte mente de las orejas para llevársela lejos de ese niño que hasta hace poco se había hecho muy amigo de Rinley, ambos aparentaban tener la misma edad.

- No puedes estar seduciendo a cualquier persona que te cruces, además, Rinley consiguió su primer amigo. No toleraré que interfieras en la amistad de mi pequeña hermana mayor ¿entiendes?

- Sí, lo sé, me dejé llevar un poco por la tentación fufufuf

En su interior, ella seguía planeando comérselo y Rinoa lo percibió.

- Suspira- Tú no tienes remedio, mira, aprende de Raiko. Parece más normal que tú y tus hormonas- le señala Rinoa a su hermana Raiko que de estar bien no estaba ya que era la tercera vez que perdía en las cartas y ahora, con una precisión y fuerza increíble, se arrancó el dedo meñique para dárselo a Zercy que sonreía diabólicamente mostrando sus colmillos.

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