El cuerpo de Kondor había caído sin vida al lado de Eupheria que no comprendió sus últimas palabras.
Por un momento hubo un silencio con una atmósfera tensa alrededor de ella que apretó sus dientes, y luego de varios segundos.
¡AAAAHHHHHHHHH!
Gritó con todas sus fuerzas, furiosa al ver esa clase de mirada en ese monstruo y encima reconocerla como una hija ¡es totalmente inaceptable!.
Eupheria sintió como si todo esto hubiera sido un chiste y su venganza no tenía sentido alguno, se suponía que Kondor lucharía con ella a muerte, con su propia faceta diabólica, diciéndole miles de cosas al ser practicamente la última bruja en I-Verall que logró escaparse...se suponía que él aborrecía la magia a todo el que la usara, que mataría acualquier sospechoso sin corazón ni remordimientos. Pero en cambio, el Kondor que vio...no se diferenciaba al Kondor que conoció desde niña. Un hombre afable, cariñoso y sin rastros de amar a la violencia. Él no había luchado en serio, sabía que de haberlo hecho ella habría terminado muerta, pero al menos no se sentiría como lo estaba haciendo ahora...ella estaba confundida, furiosa, insatisfecha.
¿Quién demonios era Kondor?
Era la misma pregunta que todos los que lo conocían, alguna vez se formularon.
Mientras parte del techo de la sala del trono se desmoronaba, Eupheria se encontraba de rodillas, llorando sin saber por qué exactamente.
***
Para ser exactos, tan sólo la mitad de la gran ciudad de Virralfa estaba siendo destruída. La mayor parte era la mitad en donde quedaba la entrada principal y la otra era apenas protegida por los del gremio de aventureros y gremio de luchadores que no habían tenido intenciones de ayudar a la princesa a menos que le pagaran. Tan sólo se dedicaron a defender sus terrenos y algunos que eran más bondadosos también protegieron los demás edificios que podían de los constantes meteoritos que en algún momento pararon.
La sangre de los muertos, increíblemente salían de cada uno en columnas que se iban juntando y yendo hacia el exterior perdiéndose en la bruma.
- Nanika, no debes desperdiciar una sola gota, no quiero tampoco sangre coagulada...heheh esto me servirá para todo un año o más.
Toda la sangre drenada iba a parar a una entidad que sólo Renka podía ver. Se trataba de un ser muy delgado, parecía una estatua de algún dios hinduista, de unos tres metros con seis brazos, un rostro con tres ojos y cuya boca estaba tan abierta que daba miedo. Ahí iba a parar toda la sangre que iba a ser almacenada y conservaba para la vampiro imperial Renka que por un lado se mostraba preocupada por Artorias.
- ¿Bebes sangre? Hah ¿Acaso eres un vampiro o algo?
- Claro, no iba a ser tan estúpida de elegir ser sólo una humana en este mundo ¿Acaso tú lo hiciste?
- B-Bueno...
Kim trató de ponerse nervioso, pero Renka entrecerró sus ojos como si quisiera ver a través de él.
- ¿Qué raza elegiste?
- ¿Ha? ¿Cómo es posible que un ser tan mundano como tú haya visto a través de mi perfec-
- Porque soy un vampiro, deberías saberlo. Me tomé la molestia de leer todas mis habilidades y las de los demás ¿Acaso tú no lo hiciste y veniste a este mundo sin saber nada?
- Heh ¿Quién te crees que soy? ¡Por supueeesto que-
- Mentiroso~
Renka le señaló con una sonrisa burlona a lo que Kim frunce el ceño un poco.
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Necroromancer Online
Fantasía¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...