Chapter 54

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Aunque era una niña que aparentaba la edad de Reika (y el Dio actual), su rostro fino era inconfundible.

Por otro lado, el hombre pelirrojo que venía cargándola, a primeras no lo reconoció pero una voz hizo que cayera en la cuenta de quién era.

- Ah, es Artorias

Por increíble que parezca, Tori fue la primera que lo reconoció. Aunque su tono despectivo fue el esperado, a ella todavía no le seguía cayendo bien.

Cuando ella dijo eso, todos a excepción de ella y Rin se quedaron boquiabiertos.

- ¿Cómo ha cambiado tanto este tipo?...¿Y de dónde sacó esa loli?- dijo Kim muy estupefacto

Artorias venía caminando casi con la mirada perdida en dirección al exterior de la ciudad destruída. Pero cuando se percató de la presencia de otras personas delante suyo, alzó su mirada.

Su cabello tapaba gran parte de su cara que era la misma de siempre.

"¡Wow! ¡Esa armadura es increíble!"

Pensó Dio al notar la armadura escarlata que Artorias llevaba puesta, esta era muy diferente a la ridícula que llevaba antes. Daba un aire...majestuoso, digno de un emperador preparado para una batalla a gran escala. Incluso su cara daba a entender que había madurado, bueno, al menos daba ese aspecto.

- ¿Cómo se llama?

Fue la primera frase que dijo Artorias al ver primeramente a Dio. Él sabía que esa mirada en la niña sólo podía significar que él ya la conocía, como sucedió con Meguri y Reika. Lo conocía lo suficiente como para adivinar sus expresiones, bueno, Dio de todos modos era un chico bastante fácil de entender...aunque se preguntó por qué parecía un niño, pero eso lo dejaría para después, ya que él y las demás también se estaría preguntando lo mismo sobre él.

- A-Akagami... Marellchy, yo le decía "Machi"

Ninguna entendió a lo que Dio se refería, tan sólo Meguri tuvo una ligera sensación familiar, en la noche en que se conocieron.

- Ya veo, Marellchy...Machi, así será.

Su mirada tranquila se centró en la pequeña que dormía profundamente.

Lo más prominente en su aspecto físico era un par de cuernos blancos al igual que Rinley, sólo que los de ellas apuntaban hacia arriba y no eran tan puntiagudos. Además de que en ciertas partes de su cuerpo se podían apreciar unas escamas que se confundía con su tono de piel clara.

- ¿Qué te sucedió, Artorias?- le preguntó Meguri que se acercaba a él que puso una cara pensativa.

- ...Perdí- respondió él con cierta decepción- bueno, no es como fuera la primera vez, pero- suspira- Al menos, ya no siento nada.

Artorias había comprendido que la batalla que Vilraak tuvo con Eldawyn fue justa, por así decirlo, no fue un asesinado indescriminado como pasó con sus hermanas. Su esposa había luchado dando todo lo que tenía y perdió. No necesitaba vengar su muerte, entre los caballeros de I-Verall eso sería una ofensa, pero él se había dejado llevar por la ira, a tal punto de estar al borde de su muerte. Pero Vilraak, que ya era un dragón muy viejo, necesitaba dejar su poder en cualquier persona con talento para el combate, no necesariamente debía ser un prodigioso guerrero de corazón puro, porque Artorias era apenas la mitad de eso y no era ningún héroe.

- ¿Y...eres un dragón?- le preguntó Dio que estaba bastante familiarizado con esas cosas.

- ...Creo que sí, hasta hace unos minutos creo que había muerto, pero ese dragón...bueno, al menos veo que me dio una armadura increíble, pero aún así me va a dar vergüenza usarla...uhmm ¡pero tiene demasiados encantamientos! Bueno, veré que hago con ella.

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