- Llegaremos en un día, comandante- con voz firme, un soldado a bordo del "Midnight" reportaba a su superior cada cuanto.
- Bien, mantengan el ritmo, no hay que apresurarse demasiado. No se sabe lo que nos deparará más adelante si aceleramos- le dijo tranquilamente una mujer alta con una magnífica armadura de adamantio y en su espalda una elegante y costosa capa escarlata que ondeaba sorbebia por el viento. Su aspecto era el de una guerrera de alto nivel, con un aspecto robusto que carecía de atractivo, un tono de piel claro característico de los elfos de montaña junto con sus pequeñas orejas puntiagudas y un tono de cabello claro. El de ella era rubio, tan largo que le llegaba hasta sus muslos y para evitar la incomodidad de enredarse en cualquier cosa, lo mantenía atado en una larga trenza tirada hacia adelante para evitar que el viento se la llevara.
Las elfas de montaña, así como las elfas en general carecían de atractivo para el ojo humano. Poco busto, sin curvas en sus caderas y poco volumen en sus traseros (aunque esto último no era muy en general). Pero todo esto no importaba si tenían un cuerpo fuerte y resistente como el de esta mujer cuyos ojos reflejaban el haber estado en cientos de batallas.
- Tú lo único que quieres es observar el paisaje, Hirst- replicó un chico que miraba divertido a la mujer que frunció el ceño y apartó la vista de él.
- Claro que no. Es mi primera misión en salir al mundo Interior y tengo que cuidar el Midnight y los tripulantes de cualquier peligro- le respondió ella en un tono serio.
- Vamos- se río él- eso ni tú te la crees, el peligro que representa ese continente es tanto como si te enfrentaras a un aventurero Oro... Osea, es insignificante para nosotros, sobretodo para ti, Hirst.
Hirst resopló con sus fosas nasales un aire gélido que congeló inmediatemente el sitio en donde ella estaba parada y sin querer su aura había llegado a bajar la buena temperatura de todo el barco volador en el que iban. Sin embargo, los tripulantes estaban tan acostumbrados a ella que ni siquiera sentían miedo cuando se molestaba
- Como sea- se encongió de hombros el hombre que se dirigía al interior del barco- nuestra misión es ir a Dhönir. Therion nos prometió que las cosas ya estarían arregladas para cuando llegáramos, sólo espero que no nos hagan perder el tiempo. Nuestra Emperatriz últimamente ha estado actuando extraño desde que conoció a ese hombre, le está dedicando demasiado tiempo valioso.
- No la culpes oye, es normal que ella esté feliz. Hasta ahora pensaba que era la única de su especie. No deberíamos asombrarnos que de un momento a otro nos anuncie que finalmente tendrá un heredero.
- Siento que ella está mejor sola...
- ¿La quieres para ti? Ni en tus sueños.
- No dije eso...
- Te conozco Romir, eres tan transparente. Desde hace mucho que estás enamorado de nuestra Emperatriz. Ríndete, de una vez, ella no está a tu altura.
- Ni tampoco ese tipo.
Su humor había cambiado y se retiró cerrando la puerta tras de sí, dejando a Hirst sonriendo triunfante y luego pensó:
"¿Me pregunto si él estará en Dhönir? Quisiera conocerlo y tener mis propias impresiones sobre él. Lo más seguro es que conozca al segundo fundador y la sombra de esa organización como me lo dijeron. Debo encontrarme con él ¿cómo era que se llamaba? Ah, lo recuerdo, su nombre era...Dio"
***
Su nombre era Ginnil, consejero de la corte en Dhönir, el principal encargado de sus asuntos personales del rey Eugeus VI
Con pasos acelerados, el hombre que oscilaba entre los cuarenta y cincuenta entró en la cámara real agitadamente con un pergamino en mano.
- ¡Su majestad!
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Necroromancer Online
Fantastik¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...