Chapter 110

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- ¡P-Por favor! ¡P-Puedes tener mi banda, no me hagas daño! ¡Por fa- ¡Ahhhhgg!

- ¿Me pregunto por qué hay tantos inútiles?- se preguntó Isabell que se cruzaba de brazos mientras miraba fríamente a su subordinada acabar con un indefenso estudiante con una pequeña pero dolorosa explosión en la cara.

- No me extraña que que el director quiera deshacerse de los mediocres, por mí está bien- le responde su subordinada quien se llamaba Grisell, una elfa de montaña con un carácter tan malo como el de su compañera.

Hasta ahora ambas se habían dedicado a barrer con los más débiles propiciándoles las más dolorosas y traumantes derrotas que seguramente, muchos de ellos se habían resignado a dejar la academia por completo.

- ¿Buscamos a otro a quien golpear y humillar? ¿Qué tal ése niño que está escondido en aquellos arbustos?

- ¡Iiiiihhh!

- Eres tan buena detectando insectos como siempre- sonríe de forma macabra Grisell que golpeaba repetidamente la varita con la palma de su otra mano mientras miraba a un niño que había salido de su escondite asustado. Evidentemente él había abandonado a su amigo para salvar su pellejo, pero de nada le sirvió y ahora se echó a correr- Se supone que es tu turno ¿o debería hacerlo yo?

- Claro que no, él es mío~

¡Nersikora!

La cara que Isabell ponía al disfrutar de esto se comparaba a la de una demente total a su muy corta edad. Con sus ojos carmesí inyectados en sangre caminó lentamente mientras jalaba de un hilo rojo que había apresado una de las piernas del chico que hizo lo imposible para aferrarse al suelo, las rocas o las raíces que se encontraba. Del miedo que sentía entonces ni siquiera sintió el agudo dolor que podía producir el romperse las uñas. La fuerza que poseía Isabell era anormal para su apariencia, aún si el chico era más grande, no podía hacer nada.

Por un momento le hizo creer al chico que tenía una ligera ventaja cuando Isabell aflojó un poco la cuerda roja que era tan delgada que era imposible creer que tuviera tanta resistencia.

Falsas esperanzas, Isabell disfrutaba tanto dar esperanzas para luego hacerles ver la cruel realidad.

- No, no, no ¿acaso crees que vas a escapar? ¿no sería matarte lo mejor que podrías hacer? Es la única manera en que podrás escapar de mí, la muerte siempre es la salida de los cobardes en estas circunstancias...¡¿No lo crees, Ahhh?

El jalón de Isabell fue lo suficientemente fuerte como para atraer completamente al chico hacia ella que lo esperaba con un fuerte rodillazo en el rostro.

¡Uahg!

Tal fue el impacto que el pobre perdió al instante algunos dientes y de paso también quedó con una dolorosa fractura en la nariz.

- ¡¡Ahhhhh!!

- Auch, eso debió doler- comentó con tono cómico Grisell que en el fondo sentía una extraña ansiedad por querer golpear a ese chico. Por cierto, ambas ya habían sobrepasado por mucho las diez bandas reglamentarias, pero seguían recolectándolas de todos modos. Tener muchas bandas amarradas en el cuerpo suponía un temor psicológico en los estudiantes que apenas podían proteger las suyas. Ver que de pronto alguien ya tiene una barbaridad de ellas los obligaba a evitarlos lo más posible, pero tanto Grisell como Isabell no necesitaban tener tantas bandas para infundir miedo, pues todo el mundo sabía que era mejor perder con cualquier estudiante y quedar expulsados que toparse con estas dos.

El chico no pudo evitar retorcerse del dolor mientras chillaba y la sangre se le escapaba a montones de su nariz completamente rota y de las encillas de su boca.

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