El goblin era tan grande y aterrador que por un momento Dio comenzó a vacilar...
El gigante de piel verdosa habló en el idioma bastardo y Dio no había aprendido el hechizo de traducción automática ya que hasta ahora no lo había visto necesario, bueno, tampoco es que ahora lo necesitaba, pero al menos quería saber qué era lo que este tipo estaba diciendo...parecía ser más listo de lo que aparentaba.
Fue entonces cuando el goblin, armado con un mazo de acero sorprendió al chico con un ataque rápido que apenas pudo esquivar, pero la corriente de aire que trajo consigo lo terminó de tumbar en el suelo, la oportunidad estaba creada y de nuevo el mazo cayó con todo su peso sobre Dio que sólo pudo bloquear el ataque poniendo su báculo como escudo.
¡Ugh!
Ni siquiera con su fuerza vampírica podía aguantar este tipo de peso abrumador y en un instante los huesos y músculos de sus brazos crujieron ante el exceso.
¿Qué podía hacer en esta situación?
Dio le había ordenado antes a las tres que no intervinieran en su pelea, pero ahora se estaba arrepintiendo de haber dicho eso.
Desde que se había convertido en vampiro, Dio sentía que sus emociones poco a poco iban desapareciendo, era por eso que él consideraba que su desarrollo en fuerza iba a ser muy lento. Los sentimientos son muy importantes para cualquier luchador y sus resentimientos no precisamente lo estaban ayudando a volverse fuerte.
Era cierto que Dio detestaba a Excelsa, pero no podía odiarla debido su incapacidad para sentirlo...lo que predominaba aún era la culpa antes y después de que esa demonio se lo aclarara.
Si no fuera por mí, Hitomi aún estaría viva...si no fuera por mí, ella aún estaría en nuestro mundo.
Al principio quería descargar toda esa culpa y resentimientos cuando vio a Excelsa, pero ella lo desarmó por completo al quitarle esa motivación fugaz...
El vacío y la incertidumbre que Dio estaba sintiendo lo estaba molestando demasiado...así que hizo lo mejor que podría hacer para olvidarlo. Simplemente dejó que la corriente se lo llevara, entró al gremio y comenzó a luchar en pelea tras pelea hasta llegar al rango que se considera de respeto en I-Verall.
"¿Qué quiero hacer con mi vida?... Desde que era pequeño, nada me importaba. Tenía todo lo que podía desear, incluso tuve una hermosa novia y dejé de ser virgen...no deseaba nada, nada me motivaba realmente, no tengo un sentido en mi vida, jamás he deseado ser un doctor, un abogado como mi madre o un escritor como mi padre, mi vida se enfocaba en el ocio absoluto. Dormir, jugar videojuegos, masturbarme mirando monas chinas, salir con mis amigas y ser un pervertido. Pero ahora, estoy obligado a superar esto...¿pero cómo? Si no tengo un sentido, no estoy realmente seguro si Hitomi está aquí y me da practicamente igual que Isbel se haya llevado mi corazón...además, nunca me he encariñado con los juegos difíciles, tal vez por eso detesto este tipo de peleas...pero si no me esfuerzo voy a terminar por morirme de verdad... no morirme, heh, creo que ya he descubierto mi motivación"
En ese momento algo cruzó por su mente y reunió el valor para echar a un lado en enorme mazo de encima.
"¡Quiero seguir haciendo perversiones con Seira y Tori!"
Ellas eran la personificación de las fantasías de Dio, algo que ningún otako podría tener en su vida ni con dinero. Mujeres con una belleza cautivadora y con cuerpos mata gansos completamente naturales. En ese momento Dio se dio cuenta que estaba en un puto paraíso quitando de lado el peligro...y lo mejor de todo es que ellas no lo golpearían si las tocaba. Esa clase de motivación había salido a flote al recordar que si moría gastandose el alma y el anillo, todo se acabaría.
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Necroromancer Online
Fantasy¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...