Chapter 152

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- Parece que no encontramos ni rastro de ellos.

- Es como si la tierra se los hubiese tragado.

El escuadrón de búsqueda en el que Lisboa era parte, habían estado más de la mitad de la mañana intentando dar con al menos un desaparecido mientras que al mismo tiempo intentaban calmar e interrogar a los amigos y familiares de ellos.

- ¡Por favor! Mi hijo ¿han encontrado a mi hijo?

- Mi nieto, él fue a casa de su amigo pero jamás volvió ¡hagan algo por favor!

- ¿Han encontrado a mi esposa? ¡díganme que sí!

- ¡Ustedes son unos inútiles!

El alboroto en la plaza principal poco a poco iba en aumento, los oficiales encargados de la seguridad intentaban mantener a raya a la muchedumbre desesperada.

- ¡Hacemos todo lo que podemos! ¡sólo tengan paciencia!

- ¿Todo lo que pueden? ¡No me jodan!

La gente podía volverse muy cruel ante esta clase de situaciones. El joven capitán lo supo en ese momento. Sus demás compañeros lo miraban como si esperaran sus órdenes ¿pero qué debería hacer en estas circunstancias? Era primera vez que enfrentaba algo así, ni siquiera se le había cruzado por la mente que a la pacífica Gosfrik pudiera ocurrirle algo...¿cómo acabó así? La gente que lo rodeaban con miradas desesperadas o enojadas no ayudaban en nada, sólo retrasaban la tarea que debían ejercer. Al menos estaba agradecido con una parte de la multitud que envés de estarse quejando ayudaban en la búsqueda.

La ciudad era muy grande, así que los dintintos escuadrones militares se dispersaron y también ordenaron a los voluntarios a buscar por sus propias cuentas a lo largo de las calles y edificios.

En total, un ejército conformado por diez mil soldados estuvieron por cada rincón en la búsqueda de los desaparecidos en los que parte de sus propios compañeros estaban en la lista.

Gosfrik era una ciudad con muchos árboles y un río que cruzaba partiendo por la mitad la ciudad junto con un pequeño lago en medio. Debido a ese factor, la niebla después de la tormenta de la noche anterior era muy densa. No dificultaba tanto la vista, pero el aspecto lúgubre que tenía la ciudad ahora daba muy mala espina en algunos supersticiosos.

Una muy pequeña parte del ejército se mantenía en el palacio, y otra cuidaban los muros. Usualmente no había mucha seguridad, pero debido a los acontecimientos los soldados habían aumentado en ambas entradas, Este y Norte como medida de seguridad. También el rey intentó pedir ayuda a los oficiales que cuidaban la prisión, pero la petición fue rechazada por carta por el "alcaide" en el que declaraba que no iban a formar parte de esto de ningún modo. A pesar que se mostró molesto, Rimomir lo calmó sugiriéndole otras medidas.

Mientras tanto, Lisboa se encontraba en lo alto del muro Norte, conversando con uno de los altos oficiales.

- ¿Me pregunto qué clase de personas serían capaces de hacer desaparecer a una gran multitud sin dejar rastro?- decía el hombre de mediana edad muy pensativo- sobretodo en una noche tan desfavorable.

- Supongo que no deben ser humanos, al menos eso es lo que pienso, teniente.

- También pienso lo mismo, definitivamente no debe ser humano.

Lisboa miró fijamente al teniente, como si quisiera adivinar lo que estaba pensando.

- Sospecha algo ¿no?

Él, un poco sorprendido, asiente.

- No es algo con fundamentos, así que no vale la pena mencionarlo- le respondió él que miraba al horizonte tranquilamente.

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