Todas las salidas posibles habían sido controladas. Pero sólo la entrada principal fue invadida luego de que en el cielo, una flecha estalló como fuego artificial dentro de la ciudad.
No hizo falta echar abajo la gran puerta de seis metros ya que había sido abierta por alguien. Nadie se atrevía a ir y averiguarlo, todo el mundo al servicio del ejército comenzó a sentir las caricias de la desesperación a medida que los que estaban más cerca de la entrada veían los goblins montados avanzar a toda velocidad con sus espadas, mazas o machetes robados a los enanos, elfos o los hombres. La diversidad de metales y diseños eran muy variada, tanto en armaduras como armas. Los goblins rara vez hacían sus propias armaduras o armas, no eran lo suficientemente hábiles para crear cosas. Por eso era casi una ley no escrita robar el equipo de cualquier guerrero que hayan derrotado y repatirlas a sus compañeros. Ellos no eran seres muy tacaños, para un goblin, colaborar con su comunidad era lo más primordial.
Era raro que ellos atacaran de forma individual, los goblins conocían sus propias debilidades, por eso siempre trataban de estar en grupo. Incluso si eran de niveles altos, a diferencia de los humanos, ellos no se jactaban mucho de su fuerza, pero eran mucho más crueles en comparación y siempre buscan reproducirse para tener más guerreros.
Y Gosfrik estaba plagado de mujeres.
La primera víctima fue el teniente que había bajado del muro para ordenar la reorganización de cuanto soldado estuviera cerca.
Él estaba en lo cierto, sus instintos nunca lo habían engañado en lo que llevaba de vida.
- ¡Sobrevivan y luchen!
Fue su última orden antes de que el primer goblin que venía a la delantera alzara su maza al detectar a su objetivo.
Se supone que en los siguientes segundos el tipo tendría la cabeza aplastada y con su cerebro desparramado por doquier. Pero Lisboa no iba a permitir que le quitaran su nuevo juguete.
Con su habilidad, ella tuvo la velocidad suficiente para interponerse y a continuación, con un golpe invisible le sacó el corazón de adelante hacia atrás, formando un agujero en su pecho de forma tan limpia que tardó en sangrar.
- Tú...
- ¿Estás bien~?
- ¿Así que ese es el poder de un mago?
- Fufufu, no exactamente cariño~ ¿Podrías venir conmigo?
- No, antes tenemos que retener la-...
Antes de que dijera más, el teniente fue noqueado por Lisboa que lo sostiene con delicadeza mientras los demás goblins pasaban de largo, ignorándola por completo mientras que a su alrededor, gritos de terror, angustia, dolor y desesperación comenzaron a inundar las calles. El filo metálico cortando la carne fresca era repetitivo por doquier y los huesos aplastados por los mazos crujían inquietantemente.
Ningún soldado o civil era perdonado, aún si era mujer, pues las órdenes del General Goblin era no dejar absolutamente ningún signo de vida. Luego serían recompensados con hembras de acuerdo al contrato con Artorias que a su vez mandó a pedirle a Dio a mantener a salvo a una considerable cantidad de mujeres en Gosfrik principalmente para ese objetivo.
Liv y Tori hicieron su parte derrotando a unos cuantos goblins, pero tal era la cantidad que penetraba a través de la entrada que era imposible derrotarlos de uno en uno. Sabiendo eso, los soldados mejor empezaron a huir, los arqueros que resguardaban los muros eran inútiles contra las armaduras de los goblins y si daban en el blancos, la piel de ellos era tan gruesa que se necesitarían una docena de flechas para infligir un verdadero daño en un goblin guerrero. Cabe recalcar que en el ejército no habían goblins de tan bajo nivel, de esos tontos que sólo saben hacer travesuras y decir cosas guturales, los de este tipo ni siquiera eran aceptados por los más civilizados, eran a lo que comúnmente les llamaban "trasgos" de mala manera.
ESTÁS LEYENDO
Necroromancer Online
Fantasy¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...