Mucho tiempo atrás...
- Bien, bien ¿Así que usted es el sujeto que mató al conde y violó a su hija? ¿Sabe usted la pena que conlleva cometer por esos delitos no? Es usted un ser repulsivo.
- ¡E-Esperen! ¡Ya les dije que no fui! ¡Esa mujer me ha engañado! ¡Mató a su propio padre y se aprovechó de mí para incriminarme! ¡Créanme! ¡Ella es la asesina!
- Al menos debería decir una mentira más creíble. Todo es más claro que el agua, como jueza utilizo mi autoridad para sentenciarte a muerte por decapitación, mañana a la mañana.
La mujer de mediana edad y de apariencia de lo más dura dio su veredicto sin titubeos y por mucho que el chico gritó, nadie le hizo caso. Estando encadenado y rodeado de oficiales y esa odiosa mujer llorando como una víctima, todo estaba perdido...
Tenía miedo, demasiado miedo, él sabía perfectamente que no sólo se limitarían a cumplir con la condena mañana. Era muy sabido que los prisioneros condenados a muerte, dependiendo de sus crímenes eran dejados encadenados en medio de la plaza central y algún oficial decía en voz alta con exageraciones los crímenes cometidos. Sólo para que después los condenados fueran apedreados por los parientes de las víctimas, ayudados por gente enardecida que se dejaban llevar. Claro, los oficiales no dejaban que la gente los mataran a pedradas y las escenas generalmente no duraban más de cinco minutos y luego, en los calabozos, el habilidoso torturador se daba gusto con ellos durante las noches.
Sabía lo que le iba a suceder en las próximas horas y eso le obligó a rogar llorando de rodillas e incluso, tuvo un ataque de rabia al querer matar a esa mujer...pero fue inútil.
Abusar sexualmente a una mujer en el país era considerado un delito capital y por lo tanto, en la plaza no dejaban de dirigirle toda clase de insultos...y las piedras eran dirigidas a él con todas las intenciones de querer acabarlo, sin embargo, los oficiales al final tuvieron que detener a la muchedumbre y llevaron a rastras a un moribundo chico a los calabozos.
El dolor que estaba sintiendo a causa de sus heridas internas a causa de las piedras no era nada en comparación a lo que tuvo que pasar durante la noche.
Era increíble la manera en la que un hombre podía causar tanto dolor y daño corporal sin llegar a matar. La imaginación para este tipo de cosas no tenían límites y él experimentó horrores que difícilmente se borrarían de su mente aún estando muerto, con su alma vagando por doquier.
Los torturadores tenían permitido hacer lo que quisieran a los presos condenados a muerte, sin embargo, no podían dañar el rostro o las manos hasta las muñecas. Los oficiales no podían espantar a la gente llevando a un desfigurado por la calle hasta la guillotina. La imagen era importante incluso para alguien que estaba por ser ejecutado...incluso se habían asegurado de que las piedras en el día anterior no llegaran a su cabeza por esa razón y por la obvia razón de que un golpe con una piedra podría llegar a matarlo.
Él fue dejado en paz dos horas antes de que amaneciera en una celda en donde él, no estaba solo.
Para un prisionero que llevaba muchos años, ver un cuerpo tan delgado y frágil como el de una mujer, encendía sus bajos instintos y sin importar si fuera hombre o estuviera con el cuerpo deshecho, saciaría su hambre lujurioso con cualquier ser indefenso como él...
Aún estando en su agonía, él tuvo la fuerza suficiente como para gritar con horror al sentir que su castidad se le había sido arrebatada con tal fuerza que luego había terminado fuera de sí hasta que los guardias vinieron a por él.
Siguiendo los protocolos, los guardias bañaron al joven...el agua causaba mucho dolor en su cuerpo, pero él ya no tenía la fuerza para alzar la voz, simplemente deseaba que de una vez por todas lo mataran y ya.
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Necroromancer Online
Fantasía¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...