Entre sus brazos, Dio cargaba el cuerpo de Nekane...estaba tan fría como él.
...
Luego de que se aseguraba de que no estaba siendo perseguido, aterrizó en la zona boscosa para caminar sin rumbo fijo...fue entonces cuando se detuvo debido a que vio una silueta grande.
No hizo falta que Dio se esforzara mucho para saber quién era el monstruo albino que estaba delante de él. La pregunta era ¿Qué estaba haciendo aquí?
Estaba ahí como si lo estuviera esperando.
- ...¿Milmunir?
La loba comenzó a emanar vampor por todo su cuerpo hasta y poco a poco fue reduciendo de tamaño hasta tener su forma semi humana.
Debido a que ella había salido de su cama sin su ropa que estaba hecha con fibra viva de su propio ADN, estaba ahí, completamente desnuda, pero eso no era algo que parecía preocuparle a ella misma en ese momento. Su rostro bajo la tenue luz de la luna reflejaba enojo y Dio ni siquiera tenía ánimos de mirarla.
Ella sin dar respuestas camina hacia él y le propinó un puñetazo tal que lo hace caer de espaldas, soltando el cadáver de Nekane en el acto y como si no tuviera suficiente con eso, Milmunir se coloca encima de él y descarga sobre su rostro una serie de golpes que aunque no tenían toda su fuerza, lo iba dejando rojo en sus mejillas.
Dio ni siquiera se defendió. Sentía que se lo merecía y cuando ella comenzó a cansarse, profirió un grito que hizo espantar a las aves que estaban dormidas.
¡AAAAAAAHHHH!
Por unos segundos, ella lo miró fijamente mientras respiraba casadamente. Era primera vez que Dio miraba tan de cerca a su primera creación...era hermosa. De pronto sentía que había vuelto en sí con ese grito.
- ¿Por qué me golpeas?- le pregunta él en tono apagado.
- ¿Por qué? ¡Ni siquiera yo lo sé!- exclama Milmunir molesta- pero siento que debo hacerlo... Ni quiero que la persona que me creó sea un pobre imbécil sin ambiciones. No sé por qué sé eso ni me lo preguntes, pero te lo diré en la cara: ¡ERES UN GRANDÍSIMO ESTÚPIDO! Tu vida, tus decisiones ¡SON TUYAS! ¡No deberías dejar que nadie te domine! ¿Acaso eres esa clase de persona? ¿Acaso no deseas tanto la libertad como yo? Si quieres corromperte ¡Hazlo por ti mismo! ¡Sé un amo de la maldad, sé un amo del mundo! ¡Pero no te dejes envenenar o de lo contrario te arrepentirás! Dime ¿Cómo te sientes ahora? ¿Es desagradable tener que hacer algo que no quieres, no? ¿No quieres volver a hacer algo así, verdad? Entonces ¡Domina! O no podré vivir si mi creador es un tonto que se deja llevar por el viento. Aunque no me agrades, quiero que al menos te tenga respeto. Mataste a una persona importante para mi amigo, tal vez no te lo perdone, pero creo que con esa culpa de basta para abrir los ojos de una buena vez.
Milmunir una vez más le da un golpe y estaba por darle otro cuando Dio le agarra de la muñeca.
- Huh ¿Acaso quieres matarme?
La mirada de Dio parecía haber vuelto a la vida y vuelto a ser él...o mejor dicho, parecía que eso le había hecho cambiar de parecer.
- Las ganas no me hacen falta sabes.
Dio le sonrió. Aunque no sabía cómo es que esta chica sabía lo que había hecho, sintió una sensación reconfortante en su interior a pesar de la tristeza que sentía.
- Nunca me imaginé que te preocuparías por mí...
- Tonto, antes muerta que preocuparme por un inútil.
Dio suspiró, aunque ahora se sentía más tranquilo, al pensar en Nekane, volvió a deprimirse. Milmunir ya no lo podía ayudar con eso, además, ni siquiera entendía por qué lo estaba ayudando para empezar. Pero desde que le dijo todo lo que tenía atrapado en su garganta, ella comenzó a sentirse mejor también y la poca fiebre que le quedaba se había esfumado.
Jamás se había sentido tan relajada.
- Vaya, veo que no pierdes el tiempo~
- Ah, eres tú- le dice Dio a Hitomi que se acercaba y cuando vio a Milmunir desnuda y encima de él, se molestó por dentro.
En comparación a Seira, Hitomi no era muy posesiva. Podía tolerar que Dio tuviera una amante, hasta le daba igual que Ceres fuera su novia, pero ella no se iba a conformar con esto para siempre. Por ahora ella actuaría como la chica amistosa de siempre.
- Ahora que Zindel te odia más que nunca, sólo hace f-
- Lo siento, Hitomi- le interrumpe Dio con una expresión de seriedad.
- ¿Eh?
- Ya tuve suficiente con matar a Nekane, se sintió demasiado desagradable. No quiero matar a Zindel, es una buena chica y me ha enseñado bastante, algo que tú no has hecho por cierto. Alimentaré mi habilidad especial a mi manera y mataré a las personas necesarias para eso porque yo quiera. Sin embargo...
Dio se incorpora y quita amablemente a Milmunir para levantarse y dirigirse a ella con una mirada tal que hizo que Hitomi instintivamente retrocediera un paso.
Poniendo un poco de fuerza en sus dedos, le agarró la quijada a Hitomi y Dio se acercó lo suficiente como para que ella comprendiera que finalmente Dio logró despejar sus dudas...Pero ¿Cómo?
- Aún eres importante para mí y te mantendré a mi lado, pero...solamente harás lo que yo te ordene. No eres de mi propiedad como tal como ha sucedido con Reine, pero asumirás que desde ahora así será. Desde ahora, mi objetivo será matar a cierta diosa que es la principal culpable de que yo esté aquí y luego ocuparé su trono. Si quiero alcanzar la paz que tanto anhelo, primero tengo que eliminar todas esas molestias que se me pongan en mi camino y estoy seguro de que esa perra tiene algo que ver. Puedes hacer lo que quieras siempre y cuando no interfieras con mis objetivo y siempre que no tenga una orden para ti. Supongo que tú más que nadie estará dispuesta a hacer los trabajos sucios ¿O no?
El corazón de Hitomi latía con fuerza ante esa mirada abrumadura y no pudo evitar tener un pequeño inconveniente en su entrepierna.
Ella sonrió con felicidad al saber que él finalmente la dominaba.
- Ya lo sabes, haré lo que tú quieras...
Para cuando Dio se volteo para hablar con Milmunir, ella ya no estaba. Era una pena que ella no fuera parte de su equipo, junto con sus otras hermanas. Al menos le aliviaba el hecho de que ya no quería matarlo.
Así que volvió su mirada hacia Hitomi que seguía sonriéndole. Dio aflojó su mano y miró fijamente a su compañera cuyos ojos carmesí reflejaban un deseo lujurioso que él podía percibir. Hitomi era una belleza que sólo podía competir con la de Seira, aunque en comparación, Hitomi tenía un rostro más angelical y Seira una belleza demoníaca.
Dio baja su cabeza y Hitomi que esperaba un beso, cerró sus ojos y lo que obtuvo fue dolor en su cuello.
Ella deja escapar un gemido y no opone ninguna resistencia.
Los ojos del chico se encendieron aún más...
"En verdad, la sangre de una virgen es una exquisitez"
"Ejem, lamento interrumpirle, pero esto es una emergencia. Hay movimiento, primeramente, ¡Agáchence! ¡Ya!"
Por el tono de Lisboa que le hablaba en su mente, Dio supo reaccionar en este instante y sin preguntarle, confió en ella y se tiró junto Hitomi hacia el suelo...
Lo siguiente que pudo alcanzar a ver, fue un destello tan fuerte que enceguecía y luego, un estruendo tan fuerte que hizo temblar la isla por completo.
Había comenzado y el lo alto, un hombre observaba la devastación que él mismo había ocasionado. Merlín tranquilamente exhaló el humo de su cigarrillo y con ella hacía extrañas figuras.
- ¿Por qué buscar el ratón en una ratonera si puedes destruirlo?
Merlín había echado al bote su propio plan y se adelantó a la hora indicada.
Merlín no era el tipo de persona que se molestaría en seguir procesos tediosos para alcanzar un fin...o si se le daba la gana lo hacía, pero esta vez mandó todo a volar y no sólo a la isla principal, sus subordinados estaban destruyendo todas las demás del gran archipiélago hasta reducirlo todo a cenizas.
O al menos ese también era el objetivo.
Continuará
ESTÁS LEYENDO
Necroromancer Online
Fantasy¿Te imaginas a un tipo gordo otaku convirtiéndose en un ser Supremo? Sí, así es...increíble ¿no? Pues esta es la historia de Dio, un joven de preparatoria que a pesar de ser un tipo obeso posee una especie de suerte para conseguir hermosas amigas. N...