Chapter 30

1.4K 137 19
                                    

Artorias estaba de brazos cruzados mientras tenía una cara complicada. Estaba frente a un enorme tablero repleto de papeles que casi abarcaba toda la pared al lado de la recepción.

"- escucha, ni se te ocurra unirte al gremio de luchadores, es cierto que adquirirás más fuerza pero ¡te vas a morir de hambre! Y todos esos hombres son muy vulgares, claro tú también lo eres pero ellos están a otro nivel, así que quiero que te unas al gremio de aventureros, es más flexible, aprenderás con la experiencia y te pagarán mejor dependiendo del trabajo que cojas y del rango que tengas.

- ¿ha? Pero ¿no se supone que me ibas a dar trabajo como caballero?

- lo único que quiero es que te vuelvas más fuerte rápido antes de la guerra, es muy tedioso convertirse en un caballero y lo será más tomando en cuenta que eres un simple plebeyo, así que...haz lo que te digo, te daré oro para que te las arregles, pero no esperes que vivirás colgado de nuestra fortuna para siempre, así que... ve a trabajar"

Artorias ya estaba sintiendo en carne propia la maldición de estar casado. Las mujeres son muy mandonas y por alguna razón los hombres no tienen más remedio que obedecerlas, con Eldawyn las cosas se ponían peor. Era cierto que en la intimidad se ponía bastante amorosa, pero fuera de eso era muy estricta. Sabía muy bien que lo que ella deseaba sacar con esto era que él se volviera fuerte...pero Artorias de esta manera cada vez más perdía sus ganas de hacerlo.

"Haaa, Isbel-sama, estás tan cerca, pero tan lejos de conocerte"

Lo único que lo alentaba cada día era la diosa que había mandado a Dio a este mundo...cada vez que lo pensaba sentía envidia de él al haberla conocido en persona. Las estatuas y pinturas de ella sólo eran una mera representación física hecha lo más cercanamente a las descripciones de los antiguos adalíes. Pero no era lo mismo, Artorias estaba seguro que la belleza de Isbel era tan perfecta que no podría ser retratada a la perfección.

- o-oiga, señor ¿todavía no se decide? ¿puedo ayudarle?- le pregunta la recepcionista con una sonrisa forzada. Al ver a Artorias estando ahí parado más de media hora de alguna manera la hizo sentirse incómoda, por lo que se acercó para que de una vez se decidiera.

- oh...quisiera, un trabajo que sea fácil dentro de mi rango.

Hace un día, él se había inscrito en el gremio y ahora estaba por hacer su primera misión. Su rango era el más bajo: "Hierro" que se identificaba al andar un collar hecho del mismo material.

- Hierro
- Bronce
- Plata
- Oro
- Platino
- Diamante

Estos eran los rangos del gremio de aventureros, una organización totalmente independiente a I-Verall y cualquier país en el mundo y su papel principal es mantener el orden mundial.

Actualmente en todo el país, los aventureros con más alto rango eran de plata, es extremadamente díficil subir escalones en el gremio. Incluso Artorias escuchó que si la princesa Eldawyn fuera parte del gremio, sería clasificada como una aventurera de rango Oro.

Artorias simplemente no se lo pudo creer, incluso el difunto príncipe que era considerado el hombre más fuerte del país, Altair, perteneció al gremio portando el rango de Oro.

¿Acaso habían personas mucho más fuertes que ellos?

Artorias siempre consideró a su esposa como un monstruo en la batalla ¿pero su poder era del rango Oro? Era un poco absurdo, pero nada fuera de la realidad, simplemente I-Verall era un país insignificante, tal vez no tanto como otros que eran más pequeños, pero en cuanto a poder se quedaba muy por detrás.

Su esposa Eldawyn también había deseado unirse al gremio, pero sus asuntos la mantenían tan ocupada que ni siquiera tenía tiempo para comer tranquilamente.

Necroromancer OnlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora