Chapter 157

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Llamado popular o vulgarmente como "Inframundo" en realidad, al plano del tormento de almas dominado por la diosa demonio Viralia se denominaba el "Seraghakhramalphrama" que también podría decírsele simplemente como el "Seraphrama".

Al ser un mundo aparte, el lugar era lo suficientemente extenso como para desorientarse fácilmente. No era un lugar como podría imaginársele. La mayor parte era como si fuese un paraíso que sólo podía encontrarse en la imaginación creativa o en los mejores sueños.

¿Por qué el infierno era tan hermoso?

Se dice a veces o casi siempre que el mal viene disfrazado de cosas bonitas y la capital de inframundo, el "Naraka" era eso mismo.

Poblado por los demonios más peligrosos y plantas y árboles que incluso matararían al instante a un aventurero de rango Diamante. Los demonios por naturaleza son inmunes al veneno, era por eso que podían vivir en tal peligrosas condiciones y no necesitaban de aire fresco para vivir. De hecho, el aire del Naraka era tan denso como estar a más de diez mil metros del suelo en el mundo mortal, por eso ellos tenían lo que se podría llamar como super pulmones.

El Naraka era el lugar de residencia de los demonios de alta clase y los regulares eran los encargados de atormentar a las almas según el círculo que les correspondía. Cada clan tenía sus territorios, un círculo de tormento y Viralia tenía el dominio de absolutamente todo...hasta hace varios meses.

- ¡Araki-sama! ¡Araki-samaaaa!

Una mujer pelirroja que bien podría tener más de treinta en edad humana entra a un enorme salón que parecía un bar con unas prisas desesperadas hasta detenerse frente a un hombre de mediana edad, vestido elegantemente de negro mientras bebía lentamente de una copa de vino de color rojo.

- Por favor, no seas tan escandalosa, Mefistofélica- le riñe él de forma tranquila con una voz ronca e imponente.

- ¡P-Perdóneme!

- No importa ¿qué tenías que decirme? ¿acaso hay un invasor que está fuera de nuestras manos?

- ¿Cómo lo supo?- pregunta la mujer que abría sus ojos con asombro.

- Eres fácil de leer, además, puedo sentir un cambio en la atmósfera. Tan sólo esperemos a nuestro invitado en la sala principal, sería descortéz que llegara y no encontrara a nadie ¿no lo crees?

Él se acerca a la mujer y con una delicadeza y una mirada penetrante que haría caer a cualquier mujer, le sostuvo su mentón para luego darle un beso muy tierno para unos adultos como ellos. La mujer llamada Mefistofélica, vestida con un kimono muy vistoso con su escote muy abierto, avanzó, apoyando tranquilamente su cabeza contra el hombro de "Araki Morningstar" que le rodeaba del brazo como si fuesen una pareja.

Por otro lado, en el interior de lo que se podría llamar un enorme pasillo, los demonios menores que fungían como sirvientes, uno a uno fueron cayendo como títeres con hilos cortados. Ninguno era capaz de mantenerse en pie a excepción de los guardias que sólo se limitaron a quedarse congelados del miedo ante la fuerte presencia que se aproximaba a pasos ligeros.

El cielo en el exterior se había vuelto carmesí como la sangre cuyas nubes formaban siluetas inimaginablemente escalofriantes que anunciaban la llegada del único ser que era capaz de cambiar el clima del Naraka sólo con su presencia...y no sólo eso...

El palacio era un lugar que no encajaba con la estética del Naraka, un contraste brusco que se alzaba como el centro de la maldad absoluta. Un palacio enorme, tan enorme como si gigantes viviesen en él, con una oscuridad y un diseño arquitectónico que haría que cualquiera se lo pensara incluso tres veces antes de entrar ahí, ya que el palacio daba el espantoso aspecto de estar vivo. No es que el palacio fuera feo en apariencia, de hecho, era majestuoso en todo su esplendor, pero lo que representaba, hacía que incluso fuera difícil mirarlo detenidamente a las lejanías.

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