130. Primero muerta, antes que pedir tu ayuda (2)

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Había momentos en la vida de un hombre cuando su valor era probado frente al mundo, la razón y el motivo por el cual nació con capacidades tan sobresalientes era revelado y probaba su valía.

– Henry, no tenemos todo el día.

– Hermano, le estás quitando la emoción.

– Lo que te quitaré serán los dientes, entra ahora.

Después de enviar a varios exploradores descubrieron que el fondo del túnel estaba vacío y había un pequeño derrumbe a mitad de camino que lo hacía difícil de atravesar, se necesitaba de un soldado de talla pequeña y el único que cubría ese requisito, era Henry Quiral.

Ese era su momento, al final del día todos darían gracias de que se metiera en un barril de cerveza y viajara con ellos desde Tiara.

Se preparó, metió la cabeza, los hombros, se arrastró pasando por un costado de la roca y siguió hasta donde el conducto se volvía vertical y llegó al fondo de cabeza.

Los soldados esperaron hasta que escucharon el golpeteo en las paredes, Henry encendió la antorcha que colgaba de su tobillo – sigo vivo, oigan, tienen que ver esto, hay huesos de, ¡ah!, son huesos de personas, hay huesos de personas, sáquenme de aquí.

El conducto tenía una extensión de cuatro metros y conducía a una habitación con salida a una cueva a través de un laberinto, una vez que el conducto fuera agrandando, un escuadrón completo podía salir del castillo y atacar al ejército de Barbaros por la retaguardia.

*****

La puerta se abre y Alexis entra, me ve hecha un ovillo entre las cobijas y camina lentamente hacia la cama, se sienta sobre el borde, no lo estoy mirando, no quiero hacerlo.

– Volverás a irte.

Entiendo que el campo de batalla es un sitio a donde no puedo seguirlo, pero sigue molestándome, quedarme atrás sin saber si él estará a salvo y aceptar que, si algo le sucede, no estaré ahí y no podré ayudarlo.

Odio las guerras.

– Esta vez será por poco tiempo, tenemos que aprovechar la noche para quemar sus provisiones sin ser vistos, si todo sale bien, la guerra podría terminar en una semana, ¿no te emociona?

No es demasiado pronto.

– Claro que, es muy probable que Genos huya, tendría que buscarlo, eso podría tomar varios meses – se recuesta sobre la cama – para entonces llegarán los refuerzos y tendremos mucho trabajo, la guerra podría extenderse hasta un año.

– Harás llorar al Marqués Quiral.

– Sobrevivirá.

¡Muy gracioso Alexis!

– ¿No te da gusto?

Es complicado – lo que no quiero es que te hagan daño.

– Soy un hueso duro de roer y te lo prometí, ¿lo recuerdas?, prometí protegerte o la ira de la diosa Ameritia caerá sobre mí – levanta la mano en señal de su juramento.

Bajo su mano – y yo te dije que no repitas eso, sobre todo en este lugar, es muy peligros si la diosa te toma la palabra.

– Es por eso que seré cuidadoso y te protegeré con mi vida, no hay porque preocuparse.

Yo me preocupo, no quiero que salga herido y tampoco quiero que la diosa lo maldiga, sí sucediera de esa forma.

Su rostro está muy cerca del mío – casi no has querido mirarme desde que llegué, ¿de verdad no confías en mí? – acaricia mi mejilla.

La petición de la mujer malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora