29. Ceremonia de Purificación (1)

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– Rosas.

– Hay cientos de ellas en el jardín.

Ágata se limpia los brazos después de colocar el florero y se limpia las mangas, hay hojas y algunos raspones, las rosas tienen espinas, y es obvio que nadie le ayudó a cortarlas – déjame ver.

Toco el dorso de su mano y las cortadas desaparecen dejando pequeñas gotas de sangre que pueden limpiarse con un pañuelo, ella me agradece con un gesto.

– Lionel regresará pronto.

En las últimas dos semanas perdimos la mitad del personal, no quería hacer tantos despidos, esas personas fueron contratadas por el General y él las estimaba, pero no me dejan opción, puedo soportar los pequeños errores, los floreros rotos, los olvidos o el polvo acumulado, pero la ropa rota o la comida podrida son algo que no puedo tolerar.

Al final todo el personal de la cocina fue despedido y solo restaron cuatro personas de los doce originales, dos ancianos y dos mujeres mayores con pinta de no tener otro lugar a donde ir y que no son capaces de hacer trabajos demasiado duros.

La mayor parte del trabajo físico es hecho por Evans, el trabajo administrativo está en manos de Lionel y Ágata se encarga del trabajo de las mucamas.

Después de los despidos me restan poco más de doscientas monedas y todavía tengo que contratar personal, sin mencionar que necesito un vestido blanco y no puedo economizar con eso, mi madre no me lo perdonará.

La forma de resolver todos mis problemas, más dinero.

– Ágata, ¿cómo consiguen dinero las otras familias?

Ágata trastabilla antes de responderme – los nobles reciben pago de impuestos por las personas que viven en sus dominios, también tienen negocios, usted podría aumentar su participación en las tiendas de su esposo.

Necesito dinero para incrementar esa sociedad, dinero que no tengo.

– O podría relacionarse con el trabajo, diseños de ropa para la tienda, podría ser.

– Los vestidos que yo elijo son tachados de sencillos y no conozco la moda, sí abriera una tienda nadie compraría – sobre los impuestos, tengo que pagarlos, no cobrarlos, lo que se escucha menos divertido.

Vender el agua bendita me traería más costos que beneficios, si no soy capaz de defenderlas, ladrones entrarían a la mansión para robarlas, ese es un negocio que solo los poderosos pueden permitirse.

– Podría comerciar con su poder de sanación.

Niego con la cabeza – la sanación es un regalo divino de la diosa Ameritia para el reino, venderlo o intercambiarlo es un delito castigado por la iglesia.

– ¿Es así? – me mira con incredulidad.

Los sanadores no obtuvimos ese poder con nuestros propios medios, fue un regalo de la diosa Ameritia para el servicio de la nación, venderlo sería igual a cobrarle a las personas por usar sus ojos o respirar el aire, como sanadores nuestra obligación es ayudar a todas las personas que lo necesiten sin hacer distinciones, sí obtuviéramos beneficios seríamos severamente castigados.

Mi caso con la Marquesa Morgana fue diferente porque a ella la iglesia le negó la ayuda por los crímenes de su padre, sí se descubre que la ayudé seré exiliada, ya que pagaré ese precio, me pareció correcto aceptar un pago.

Lo cierto es que, no tengo forma de ganar dinero.

– Señora – Ágata mira por la ventana – podría poner una florería.

El jardín está colmado de flores, los rosales son tan altos que cubren la barda, las rosas rojas, rosas, amarillas, blancas y negras básicamente inundan el jardín y solo sirven para acumular basura, venderlas sería una forma muy eficiente de deshacerse de ellas.

La petición de la mujer malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora