La primera botella de vino se sintió demasiado dulce y terminó estrellada contra la pared, la segunda fue más gratificante, el alcohol quemaba a través de su garganta trayéndole un poco de calor – sírveme más.
El cantinero miró al General Sigfred sin reconocerlo, solo se fijó en la apariencia de su traje oscuro, la tela de alta calidad, las costuras finas, las manos limpias y sin dudarlo, llenó el vaso.
De un solo golpe, Tristán empujó la botella dejando que el líquido escapara por las comisuras de sus labios y se limpió la barbilla.
Atrás hubo risas y murmullos.
– El Duque Bastián es muy afortunado, no solo se casó con una mujer hermosa, ahora es el esposo de la Santa, te lo digo, el puesto de consejero real es casi suyo.
Ruido de vidrios rotos.
Los dos hombres miraron levemente al hombre vestido de negro que tiró una botella sentado en la barra y dejaron de prestarle atención, sus voces y sus risas continuaron siendo como cuchillas frías que se clavaban en el pecho de Tristán Sigfred.
Diez años atrás, se enroló en el ejército con un sueño ridículo que su padre y todos sus amigos criticaron, el hijo de un comerciante no podía convertirse en General del ejército, no era así como funcionaba el mundo, pero a él no le importó, cumplidos los catorce años fue a su primera misión.
Y casi murió.
Mirando el cielo con sangre sobre su rostro y el olor enfermizo y nauseabundo que cubría el aire, pensó que ahí era donde su sueño terminaba, apenas tres meses después de haberlo iniciado.
¡Qué patético!
A poca distancia de donde estaba tirado, una niña pelirroja discutía con uno de los médicos, él no pudo escuchar la conversación, solo pensó que la niña debía irse, era muy pequeña para morir.
Su cuerpo fue levantado para ser llevado a una tumba.
– Alto, deténgase, todavía está vivo.
Por los siguientes diez años, recodaría esa voz.
– Quítate niña.
– No puede, no lo haré, no están muertos, fueron envenenados y existe la cura
Su mente se volvió confusa, solo pudo mirar a la niña que discutía y peleaba por él, ¡quería salvarlo!, la pequeña lo abrazó, desde que se enfermó nadie lo había tocado y la calidez de ese contacto llenó sus pensamientos, enfocó la vista en ese par de ojos por encima de la máscara y la miró.
– Ya es suficiente, niña, ¿de qué familia eres?
– Bela, ella es Bela Sheridan, repite tus palabras.
Ese nombre quedó gravado en su mente, Bela Sheridan, la Santa, ella lo curó y le devolvió la oportunidad de cumplir su sueño, después de curarse se esforzó en borrar todo rastro de su enfermedad, se puso un traje de soldado casi nuevo y la buscó por todo el campamento, la encontró recogiendo flores en el pantano.
– Hola.
Hasta él estaba sorprendido del valor que mostró ese día, le prometió a Bela que se convertiría en General y en secreto, también prometió que se casaría con ella.
Su primera promesa fue fácil, a partir de ese día todo jugó en su favor y comenzó a trepar posiciones como si se tratara de subir una colina, pensó que la segunda promesa sería aún más sencilla.
Y así fue, hasta que ella apareció.
El vaso en su mano se rompió.
¡Marjory Sheridan!, el nombre de su tragedia, la mujer que arruinó su vida y curiosamente, su esposa.
ESTÁS LEYENDO
La petición de la mujer malvada
RomanceTítulo: La petición de la mujer malvada Historia original Actualizaciones Martes y Viernes - Majestad le pido que me conceda el divorcio. La mujer con corazón de hielo que robó el novio de su hermana, le provocó un aborto a la amante de su marido y...