13. Abandonada (7)

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Sonidos hermosos se cuelan por la ventana, amo el trinar de las aves, siento que estoy en un bosque encantado en lugar de la casa embrujada en donde realmente estoy.

¿Qué pasó anoche?

Recuerdo que fui a buscar al General a su oficina y le pedí el divorcio, él me miró con decepción y después, ¿qué sucedió después?

Me duele el cuerpo, ¿dónde estoy?, ¿qué habitación es esta?

– Buenos días señorita.

– Buenos días, Amelia.

– El desayuno está servido, ¿lo comerá ahora?

¿Es una maldita broma? – lo comeré, muchas gracias.

La comida está sobre la mesa, hay rodajas de pan con mermelada, jugo, huevos revueltos y un plato de fruta, la presentación es buena y por el olor sé que es comida fresca, esto no me gusta – ¿alguien escupió en la comida?

Amelia sonríe de forma divertida – la señorita es muy graciosa, sí me necesita estará afuera, que tenga una buena mañana.

Definitivamente hay algo mal con la comida, no la comeré.

Eso, es más fácil decirlo que hacerlo, tengo hambre, anoche apenas pude cenar y lo poco que pude meter en mi estomago lo vomité en el baño, no tengo energías ni ánimos, comer es la mejor opción.

Tengo demasiadas dudas, necesito revisar los ingredientes.

De la misma forma en la que uso hierbas y medicamentos para sanar enfermos, puedo saber los nutrientes que tiene la comida, no puedo detectar saliva, pero sabré si tiene otros fluidos o sí me indigestaré por comer la comida.

Sorpresivamente, es comida buena.

Lo que haya pasado anoche, tal vez fue para bien.

La habitación es hermosa, tiene gruesas cortinas negras con decorados en dorado, la alfombra es suave, muy diferente a la que hay en mi habitación, las ventanas son amplias, los armarios tienen espejos altos y hay tres sillones en los que puedo recostarme y todavía sobra un gran espacio, también hay un sillón rojo junto a la cama ligeramente inclinado, hay un librero con muchos libros diferentes y encuadernados, candelabros, un florero con rosas y una hermosa pintura con la imagen de una casa junto al lago, la casa es de color melón y está rodeada de árboles, en el jardín hay una pequeña mesa redonda con una sombrilla y dos sillas en las que están sentadas dos personas, la primera es una mujer con un largo vestido rosa, guantes blancos y cabello rojo, el hombre a su lado tiene el cabello negro y un traje oscuro.

Debo estar loca, tuve la idea más ridícula, si yo usara vestidos elegantes de color rosa y guantes, esas dos personas podríamos ser el General y yo, por supuesto es imposible, un vestido como ese es más del estilo de Isabela y

¡Oh!

Esas dos personas nunca podríamos ser nosotros, para el General, solo existe una mujer con el cabello rojo y no soy yo.

Debí cometer un error al analizar la comida, me duele mucho el estómago, quiero vomitar.

– Señorita, vine a recoger los platos.

– Están en la mesa, Amelia, ¿de quién es esta habitación?

– Es la habitación del General, anoche la trajo aquí para que durmiera.

– Anoche – no entiendo, ¿por qué hizo eso? – él, ¿por qué no me llevó a mi habitación?

Amelia duda por un momento antes de responder – tal vez, el señor no sabe cuál es su habitación.

La petición de la mujer malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora