25 Señora Sigfred (1)

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– Esto es indignante, llevo tres horas esperando, ¿cómo te atreves a hacerme esperar?, hoy sé que no te eduqué bien, maldita mocosa, tú

Las palabras de la Condesa Sheridan se cortaron cuando vio que la persona que la recibió fue la Marquesa Morgana y no su hija.

– Marquesa – bajó la cabeza de prisa.

– Me disculpo Condesa, estaba ocupada, veo que cometí una gran falta al hacerla esperar.

– Yo no quería, me disculpo por mis palabras.

– Aunque debe haber un malentendido, no recuerdo que usted me haya educado.

La Condesa Sheridan palideció y maldijo a su hija mil veces por hacerla pasar esa humillación – ah sido un malentendido, lo lamento mucho.

– Eso suena mejor.

La Marquesa se sentó cómodamente, bajo la luz del sol su piel lucía más clara y su cabello totalmente negro la hacía lucir mucho más joven, la Condesa Sheridan que era más joven que la Marquesa, sintió que estaba siendo superada en belleza y se sintió más molesta.

– Es la primera vez que recibo su visita, me pregunto, ¿a qué debo este honor?

– Vine a recoger a mi hija Marjory, como su madre, debo pedir disculpas, ser la madre de la Santa requiere mucho esfuerzo y en mi lucha, descuidé a mi otra hija, ella tiene buenas intenciones y en el fondo es una buena chica, es solo – suspiró – ah tenido

– Tengo entendido que Isabela es su sobrina y que Marjory es su hija biológica – la interrumpió.

– Es verdad, pero, desde la muerte de mi hermana cuidé de Isabela, siento que ella es mi propia hija.

– Su relación con su hermana debió ser muy cercana, no muchas mujeres cuidarían de otros hijos con más ahínco que de los propios.

La Condesa torció la boca en una mueca – es el deber de una madre.

– Si, cualquiera diría que Marjory no es su hija.

– Marquesa, puedo asumir que Marjory le dijo algo sobre mi relación con ella – suspiró y su expresión denotó su preocupación – es mi obligación decirle, desde que era pequeña ella desarrolló un problema de falta de atención, para atraer a las personas dice mentiras, no es su culpa, hace lo que puede desde que descubrió que es incapaz de sanar.

– ¿No puede sanar?

Tanto el guardia de la Marquesa como el ama de llaves se mostraron un poco sorprendidos, fue su relación con la Marquesa y sus años de servicio lo que los obligó a quedarse callados.

La Condesa asintió – es un raro caso, nunca había pasado en nuestra familia, tenemos personas que tienen un poder escaso o habilidades inútiles, pero Marjory, ella, su poder está roto, cuando intenta infundir su energía vital en otra persona, lo que en realidad hace es tomarla, en sus manos numerosas personas enfermaron antes de que pudiéramos descubrirlo, fue una suerte que nadie haya muerto o no podría perdonármelo – se limpió las lágrimas – lo que más me preocupa es su tendencia a mentir, Marquesa – abrió los ojos sorprendida – no será, de casualidad, ¿mi hija prometió curarla?, ella, no la tocó, ¿cierto?

La Marquesa mantuvo una actitud tranquila y despreocupada junto con una mirada fría, para la Condesa que se levantó de prisa con la intención de tocarla, fue como mirar una fría pared de piedra, sin darse cuenta, volvió a sentarse y tragó saliva.

– Veo que no es el caso, entonces me quedo tranquila.

– Agradezco la advertencia, puede retirarse.

La petición de la mujer malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora