51. Recomendación (1)

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– Señora, los pisos del salón ya están listos, ¿quiere ir a verlos?

Antes no había suficientes sirvientes y la limpieza de toda la casa era demasiado trabajo para una sola persona, así que priorizamos los pasillos y las habitaciones que ocupábamos, de esa forma gran parte de la mansión fue sellada y se sumió en la oscuridad.

Cuando los sirvientes del General regresaron, la habitación de Isabela se convirtió en la más limpiada, no así el recibidor o la mitad de las habitaciones en el segundo piso.

Ahora podemos hacer una limpieza general.

Las mucamas que antes solían ensuciar la ropa que Susana lavaba ahora tienen un nuevo trabajo, limpiar y trapear cada rincón de la mansión una y otra vez hasta que sus manos queden tan maltratadas como las de ella.

Claro que las manos de Susana ya fueron sanadas, pero eso es irrelevante.

Camino pisando los azulejos brillantes y sonrió – Ágata, pásame la maceta que está junto a la ventana.

La maceta hace un ruido estridente al romperse contra el suelo y la tierra se riega en todas direcciones, tengo que retroceder para no ensuciar mi vestido, entre la tierra hay algunos insectos alargados que corren buscando un nuevo hogar – limpien de nuevo – digo antes de retirarme.

Sus miradas siguen siendo de odio, la diferencia es que ahora me miran desde abajo.

Hasta que yo lo diga, ni siquiera piensen en levantarse.

– Pagará por esto, la diosa Ameritia la hará arder y yo estaré ahí para verlo – grita una de las mucamas.

Me parece bien – estaré esperando por ello.

*****

Estoy mejorando en llevar la administración de la casa, eso o Lionel está pecando de perjurio al decir que lo hago bien.

– Señora, llegó una carta – Ágata entra en la habitación con un sobre diferente al documento que mi esposo envía, esa carta tiene el sello de la familia imperial.

Con mucho cuidado tomo el sobre y lo abro con una navaja, la carta con bordes dorados es una invitación al castillo para el General Sigfred y su familia, estoy incluida.

– ¿Quién lo trajo?, ¿mencionó algo?

Ágata niega con la cabeza – era un guardia real, entregó la sobre, no me dio más explicaciones.

Lionel toma la carta en mi mano y la lee más cautelosamente, mis manos se aprietan mientras espero, tengo un poco de esperanza, esto podría no estar relacionado con mi comportamiento, soy la nuera de un comerciante y la esposa de un General recién nombrado que no ha acumulado logros meritorios, ¿qué interés podría tener el rey en esta familia?

– Señora – Lionel baja la carta – le sugiero comprar un nuevo vestido e ir acompañada solo de Ágata.

¡Tanto así!

Una invitación al castillo por la familia real no es algo que pueda eludir o ignorar, tampoco puedo entrar al castillo con un caballero a mi lado, pero, ¿por qué?, pensando en mi mala suerte tengo un mal presentimiento – si quisieran llevarme presa

– El rey no habría llamado a toda su familia, puede confiar en la historia, cuando los reyes quieren desaparecer a una persona, no envían cartas.

Tiene un buen punto.

*****

El día pasa muy rápidamente, el vestido que elegí es uno de color negro con una blusa verde oscuro, Lionel se preocupó por enseñarme los modales básicos en una rápida e intensa clase, no puedo mirar al rey a los ojos, tampoco puedo hablar sí no se me da el permiso para hacerlo, cualquier cosa que quiera decir, debo pensarla dos veces y solo decirla sí es absolutamente necesario.

La petición de la mujer malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora