92. La Sanadora Carmesí (2)

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El camino es tranquilo y los soldados siguen con sus actividades como si fuera cualquier otro día limpiando a los caballos, cargando cajas con vegetales o entrenando.

Una señora sale de un edificio y avienta una cubeta de agua hacia el suelo y las personas pasaban por el lodo sin cuidado.

Hay un aroma peculiar, estoy muy segura de que corresponde a un criadero de cerdos, lo que me hace pensar que no todo en el suelo es tierra.

¡Gracias a la diosa por mis botas!

Alexis camina con una gran sonrisa, debe gustarle mucho el campamento, casi me hace olvidar que está en una guerra.

El edificio de Alexis, quiero decir, del rey Diaval está al frente, más alto y más limpio que el resto con un gran salón y un estudio, sus hombres de confianza me están mirando, especialmente una mujer vestida de soldado, en cuanto al más joven lo conozco.

Es el hombre que estaba a su lado el día en que mi carruaje se volcó y él nos ayudó.

Detrás de mí vienen Ágata, Sir Evans y cinco caballeros, sus uniformes resaltan entre las ropas oscuras y son mirados con odio.

Ahora que sé que Alexis es el rey Diaval, estoy menos interesada en esos guardias, me parecen espías, si por accidente digo el nombre de Alexis en presencia de ellos o me comporto informalmente, ellos podrían informarle al Duque.

En una ocasión Ágata me dijo que la Marquesa confiaba en mí y lo dijo porque ella me presentó a Alexis, ahora conozco el motivo detrás de esas palabras.

Por criar y proteger a un heredero al trono de Tiara, la Marquesa sería condenada como traidora y mi relación con él podría permitir que esa información se filtrara.

Esas personas, ya no las quiero a mi lado.

Me detengo para mirarlos – creo que somos demasiados y yo soy una persona muy pequeña, de ahora en adelante Sir Evans estará a cargo de mi protección, los demás pueden tomar turnos individuales y mantener su distancia, es un poco molesto tener a tantas personas y sí después de entrar a una habitación entran los cinco, la habitación se hará muy pequeña.

– Tenemos órdenes del comandante Bastián de cuidarla.

– Estoy segura que el comandante Bastián podrá entender la confianza detrás de una alianza, de otra forma no me habrían dejado venir.

*****

Su estudio es un lugar mucho más accesible que el salón del rey de Undra, ese sitio donde la respiración se ahoga y no hay libertad para levantar la mirada, aquí tengo la impresión de que estoy en una casa.

– Él es mi asistente Lamus, mano de confianza, escudero y un buen amigo, sí necesitas algo para comer, ropa o cualquier otra cosa puedes pedírselo y él es el Marqués Richard Quiral, mi asistente cascarrabias y consejero, no lo necesitarás, solo está ahí para gastar oxígeno, no te preocupes.

¡Ah!

– Es un placer conocerlos.

Estoy más familiarizada con Lamus, en cuanto al Marqués Quiral se ve como un hombre muy maduro y centrado, como el tutor o profesor que persigue a Alexis para que haga lo que debe.

Si estoy en lo correcto, este hombre es muy lamentable.

– Te mostraré en dónde te quedarás, estaré algo ocupado por las mañanas, pero podré verte por las tardes, de lo demás no tienes por qué preocuparte.

Suena bien, pero..., no está olvidando algo.

– ¿Qué hay de las personas a las que sanaré?

La petición de la mujer malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora