Sonreír, mantener una postura erguida, jamás bajar la mirada y no mostrar emociones.
Voy a tener parálisis facial a este paso.
Exhalo pausadamente.
Me duelen los pies por los zapatos y tengo mucho sueño.
– Te hará sentir mejor.
¿En qué punto el Duque Daigo se convirtió en un aliado?, no me matará aceptar un vaso de agua, especialmente cuando puedo analizarla y constatar que es solo agua.
El ambiente en el jardín se tornó conflictivo con la aparición del rey de Tiara, me ahorré el problema de tener que sonreír delante de Isabela e incluso tuve tiempo para ir a una de las habitaciones y sentarme.
Una mano empuja mi cabeza – necesitas clases de etiqueta, tu postura es incorrecta y no bebes té correctamente.
Creí que lo había hecho bien y dudo mucho que haya una forma correcta de tomar té, es solo té.
– Tu maquillaje es el apropiado, pero tu ropa es un poco aseñorada, necesitas usar algo más acorde a tu edad, ¿en quién pensaste cuando elegiste ese atuendo?
En una mujer veinte años mayor.
– Lo elegí al azar.
– Te enviaré a un diseñador de moda y a alguien que pueda cambiar el estilo de tu cabello.
– Me gusta así.
– También enviaré a una tutora, no puedes tener a una persona susurrándote cómo actuar en cada reunión, tendrás que aprenderlo – se sienta recargándose pesadamente – ¡ah!, ya no soy tan joven.
Esa frase debe estar ahí muy gravada en su mente, sus huesos ahora son más fuertes.
Afuera la fiesta continúa, Isabela debe estar con los sacerdotes y – el rey de Tiara, me pregunto, ¿qué clase de persona es?
– No tienes por qué preocuparte, los asuntos con Tiara no van a afectarte.
No estoy preocupada por ello.
La puerta está abierta y hay un guardia que se mueve un paso cuando alguien más entra a la habitación.
– ¡Ah!, Tristán, acompañaba a Marjory en tu ausencia, pero es bueno que ya estés aquí, dejaré de ser un mal tercio, Marjory, gracias por tu amable compañía.
El Duque me ha mostrado dos caras muy diferentes, la expresión aterradora de cuando lo sané y la expresión protectora que usó durante la fiesta, una de esas tuvo que ser un error o en realidad no lo conozco.
– General, ¿usted qué opina del Duque Daigo? – él se ha reunido con el Duque mucho antes de que yo lo conociera y es un militar, debe conocer a la familia real, quizá su opinión sea menos parcial, yo solo puedo mirarlo y pensar en mi abuela maldiciéndolo.
Se burla.
¿Dije algo gracioso?
O no fui yo, han pasado varios minutos desde que Isabela dejó el jardín y llevo aquí un cuarto de hora, mi prima debió romper su corazón otra vez y se desquita conmigo.
Su puño golpea la pared.
¡Tan grave fue!
– Acordamos que te comportarías y fingirías que todo estaba bien en nuestro matrimonio.
– Lo he estado haciendo.
– Coquetear con otro hombre delante de mí, ¿a eso llamas comportarte?, ni siquiera me miraste durante la ceremonia, ¿qué clase de hombre tiene que buscar a otro para encontrar a su esposa?
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La petición de la mujer malvada
RomansTítulo: La petición de la mujer malvada Historia original Actualizaciones Martes y Viernes - Majestad le pido que me conceda el divorcio. La mujer con corazón de hielo que robó el novio de su hermana, le provocó un aborto a la amante de su marido y...