No necesito a Susana para corroborar los rumores, es demasiado obvio incluso si fuera ciega.
Alexis se va.
Las batallas anteriores eran para abrir una ruta y en cualquier momento marcharán hacia Barbaros, nadie sabe decirme cuánto tiempo estarán lejos o cuándo se irán.
– Señora, el rey Diaval pidió verla.
Cambio mis guantes y trato de quitar el olor a desinfectante antes de ir hacia el edificio.
El guardia en la entrada es diferente, un hombre de cabello castaño que me cede el paso sin lanzarme miradas frías y cortantes.
– Una farsante, imitadora y una mujer peligrosa, entrevisté a tres exploradores de Undra y los tres coincidieron en que fueron las palabras del Barón Sigfred.
La persona que está hablando es Barbara, Alexis está sentado con la cabeza recargada en la mano, voltea y me ve.
– Marjory, no te esperaba tan temprano.
¿No me llamó?
Busco a Ágata con la mirada y ella apunta a Barbara Quiral.
Entiendo.
– Majestad, quise aceptar su invitación a almorzar, sí no le molesta mi compañía.
Sus ojos se iluminan – no me molesta, Barbara, ve por el almuerzo.
– Majestad, es muy temprano.
– Ve ahora.
Barbara da la vuelta y me lanza una mirada cargada de odio.
Alexis suspira – iba a visitarte más tarde para comer, no pensé que me darías la sorpresa.
De verdad no me llamó, y no mencionará las palabras que Barbara pronunció.
La mesa es pequeña y se nota más dada la cantidad de platos, servilletas, tazas y un gran florero que va justo en el medio con flores blancas, hay tantas de ellas que pronto cubren toda mi visión, hasta que Alexis toma el florero y lo deja sobre el suelo – restan espacio para la comida.
Estoy de acuerdo.
Sobre lo que escuché cuando llegué, no parece que él quiera decir algo.
– Si hay algo que prefieras, puedo conseguirlo.
Niego con la cabeza – Alexis, sobre las palabras del Barón Sigfred – su expresión cambia ante la mención de mi esposo.
– Lo lamento.
¿Qué?
– Se suponía que no te enterarías, regañaré a Barbara, esa chica – se rasca la cabeza – habla cuando no debe.
– No, no es culpa suya, estoy segura que fue un accidente – sí, claro, un accidente.
– Quisiera encontrarme con el Barón Sigfred, abrirle la boca, sujetarle la lengua con unas pinzas, torcerla, arrancársela y mirar cómo se ahoga con su propia sangre, pero luego me doy cuenta de que sería una muerte muy rápida y compasiva – lo dice todo de corrido y con una hermosa sonrisa en los labios mientras recarga el rostro sobre su mano, si no estuviera a su lado para escuchar sus palabras y solo mirará su expresión, diría que está contando una hermosa experiencia o un recuerdo agradable.
Esa..., obviamente fue una broma, ¿cierto?
Su sonrisa se borra y sujeta mi mano, su tacto es frío y sus dedos se deslizan muy levemente con una ligera caricia – también, me molesta que estés tan tranquila.
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La petición de la mujer malvada
RomanceTítulo: La petición de la mujer malvada Historia original Actualizaciones Martes y Viernes - Majestad le pido que me conceda el divorcio. La mujer con corazón de hielo que robó el novio de su hermana, le provocó un aborto a la amante de su marido y...