CX Hermanas

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—¿Cómo están las cosas entre Karina y tú?

Con Marcelo empacamos unos productos para entregarlos a los distribuidores.

—Bien. Sigo sintiéndome cómodo con ella. Es una chica muy dulce y apasionada —dice, sellando una caja y apilándola con las demás.

Perfecto, puedo ayudarla a organizar la fiesta entonces.

—Aunque… A veces creo que va muy rápido —dice, deteniéndose junto a mí—. Es raro que sea yo quien lo diga. Supongo que le tengo algo de miedo al compromiso.

Y recién se da cuenta.

—¿Y tú? No me has dicho cómo te fue en tu viaje con Klosse ¿Conociste su jet privado?

—Lo hice. Fue un viaje increíble, Marcelo. Lugares tan hermosos, un ambiente tan relajado, una atmósfera entre natural y mística perfecta para el romance… Me volví a enamorar de él.

—Libi, eso es muy lindo.

—Y le pedí que se casara conmigo.

Sus ojos se abren de par en par por la sorpresa.

—¿Se van a casar?

—¡Ya nos casamos! —le confieso, mostrándole mi anillo—. Se lo pedí el domingo a las tres de la mañana y quiso ir de inmediato a buscar un lugar donde hacerlo. Tuvimos que esperar hasta las nueve y compramos los anillos en una feria.

Marcelo me abraza y felicita, deseándome lo mejor.

—Espera. Si se casaron en Finlandia, el matrimonio no tiene ninguna validez aquí.

—Pues no. Es como un matrimonio de prueba. Si todo va bien, nos casamos acá también. Nadie más sabe, así que guárdame el secreto.

—Vaya, vaya. Lucy querrá matarme si se entera de que me convertí en tu confidente.

—Ya se lo contaré luego. Ella tiende a sobre reaccionar cuando se trata de él.

—No puedo culparla. En este momento eres algo así como la esposa secreta de un playboy. No parece una posición muy grata.

—Lo del matrimonio de prueba se me ocurrió a mí. Si fuera por él, nos casaríamos aquí ahora mismo y sería capaz de hacer hasta una conferencia de prensa para que todo el mundo lo supiera. Además, de playboy tiene sólo el dinero. Nunca he tenido que preocuparme de que mire para el lado.

—Realmente espero que ese tipo esté a la altura y las haga felices, Libi. Tú y la rojita se lo merecen. —Vuelve a abrazarme y se me salen algunas lágrimas de la emoción.

Este matrimonio es una prueba para ambos. La prueba definitiva.

Nos separamos cuando mi teléfono empieza a sonar. Es Sasha.

Libi… lamento molestarte… papá está fuera de la ciudad y no tenía a quien llamar.

Está llorando.

—Sasha ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Choqué… ¿Puedes venir?

Ni siquiera lo pienso. Marcelo se ofrece a llevarme en su auto y vamos de inmediato a la dirección que ella me indica. El choque ocurrió a unas cuantas cuadras del taller. Se estrelló contra una barrera de contención, su auto quedó destrozado. En cuanto la veo, corro hacia ella. Está sentada en la vereda. Hay un hombre rubio parado a su lado.

—Sasha ¿Estás bien?

Tiene una cortada en la frente y algunas magulladuras en el pómulo izquierdo.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora