LXIII Un poco de suerte

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Quince minutos después de haberme levantado mi suerte sigue intacta. Illumi ya se fue a su trabajo y desayuno a solas con Espi.  

Le digo que me estoy quedando en el edificio porque en casa hay una plaga de cucarachas. Se preocupa de que vayan a matarlas y la tranquilizo diciéndole que las atraparán una por una y las liberarán en un hermoso bosque. Sonríe satisfecha y se alegra de que vaya a quedarme con ella mucho tiempo porque asegura que atrapar a las cucarachas será muy difícil.

Dejarla también será difícil, si es que algún día logro salir de aquí.

—Mami ¿Puedo ir contigo al trabajo? Quiero ver al tío Marcelo —pregunta ilusionada.

—Tenemos mucho que hacer, cariño, pero te prometo que en cuanto nos desocupemos, te llevaré.

No parece muy feliz, pero lo acepta sin berrinches y se va para hacer sus deberes. No puedo arriesgarme a sacarla de aquí. En esta cárcel ella está segura, aunque no me guste.

Busco a Karen y le digo que necesito hablar con Ariel.

—No necesitas preguntarle a Illumi, él dijo que podía hacerlo —le comento.

Ella igualmente lo llama por teléfono.

—El amo Illumi dice que "sin intermediarios".

Cojo su mano, acercándome el teléfono.

—¡No quiero hablar contigo, sino con Ariel! ¡Tu ofreciste que fuera mi terapeuta, pues acepto y quiero hablar con él ahora!

Suelto la mano de Karen, que me mira con asombro.

—Él cortó —me dice y antes de que empiece a maldecirlo, el idiota llama a mi teléfono.

—Si gritas, será imposible llegar a un acuerdo — me corta.

Ahora sí maldigo y Karen ofrece traerme un té.

Lo llamo, recordando el asunto de ser obediente y de no colmar su paciencia, pero me cuesta, por todos los dioses que me cuesta.

—¡Debes...! Debes entender que estoy... un poco estresada y sigo teniendo dificultades con mi control de impulsos... Creo que hablar con Ariel me hará sentir más tranquila —le digo, con el tono más amable que puedo.

—Bien —vuelve a cortar y a los pocos minutos llega Ariel.

Odio que sea así, me hace quedar como una loca salvaje y a él como una pobre víctima.

Me llevo a Ariel al departamento en que me hospedo. Como esperaba, él está al tanto de todo.

—¿Es Illumi el que está detrás de las amenazas?

Es una pregunta estúpida porque si la respuesta fuese afirmativa él no me lo diría, pero aun así la hago.

Ariel niega y le creo.

—Él está intentando hacer las cosas bien, aunque de eso usted sabe mejor que yo, pero no la amenazaría. Desde que nos enteramos del rayado, él ha estado muy concentrado en encontrar al responsable y le ha sido muy difícil controlar su ansiedad. Basta decir que ese mismo día él quería traerla aquí, pero logré convencerlo de lo contrario.

Eso es muy inquietante. Ahora entiendo por qué ha buscado acercarse más a mí desde entonces.

—Me ha estado vigilando.

—Es el modo en que puede dejar el asunto a un lado y continuar con su vida. Así evita obsesionarse con su bienestar y mantiene a raya sus ansias de control.

Tomo un sorbo del té de Karen. Es bastante bueno para los nervios.

—Cuando ocurrió el incidente de anteayer, él se descontroló. No puedo especificar los resultados por la confidencialidad doctor paciente, sólo diré que retrocedió unos cuantos pasos en su terapia y terminó coaccionándola para venir aquí.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora