XXVI Crimen y castigo

375 48 35
                                    

Narra Lucy

He manchado mis manos con sangre y no me importa. Este horrible mundo está lleno de crueldad, y en gran parte es porque las personas no se atreven a hacer lo correcto.

Un violador de niños no merece vivir, porque su vida significa la desgracia de más niños.

Mientras Illumi me llevaba al lugar donde lo retenía, busqué información sobre el tal Lobo. Era un tipo guapo. De seguro podría haber tenido a las mujeres haciendo fila por él, pero estaba podrido.

Era una bestia.

Lo buscaban por abuso sexual y la desaparición de nueve niñas. Cuatro de ellas fueron encontradas muertas, una viva y del resto jamás se supo, hasta ahora. Illumi usó sus agujas para sacarle toda la información que ocultaba.

Nos habló de veintisiete niñas y cuatro mujeres. Su modus operandi solía ser conquistar a las madres para quedarse con las pequeñas, es lo que hizo con Libi. Si no fuera por Illumi, ella sería una más de la lista. Ella y Espi.

Lo más llamativo es que, para el primer ataque, lo atraparon y fue condenado a diez años de cárcel. Salió a los cinco por buen comportamiento y siguió su cacería, esta vez, matando a sus pequeñas víctimas.

Si alguien lo hubiera matado entonces, sólo hubiese habido una víctima y no todas las que le siguieron. Pero en este mundo cruel, la vida de un violador vale más.

No me siento culpable y disfruté mientras Illumi lo torturaba. Lo hice por todas sus víctimas y sus familias, que por fin podrán honrar sus cuerpos y descansar; lo hice por Libi y por Espi, que fue su última víctima y también lo hice por Sofi, porque si alguien se atreviera a lastimarla, yo no tendría piedad con él.

Ha sido una larga noche y sólo quiero dormir, pero sé que Libi debe estar preocupada, probablemente piense que Illumi me lastimó o algo así. Voy a casa para darme una ducha y cambiarme y regreso a la suya.

Son casi las tres de la mañana, espero no despertarla. Las luces están encendidas, así que toco el timbre.

Nadie viene.

Miro por la ventana, pero no la veo. Por suerte recordé traer la copia de la llave que ella me dio cuando compró la casa. A veces su paranoia puede ser muy útil.

—¡Libi! ¿Estás despierta?

Hay varias botellas de alcohol regadas por la sala. Antes de subir a su cuarto voy a la cocina y lo que veo me estremece.

Libi está en medio de un charco de sangre y tiene un cuchillo en su mano.

—¡Libi, Libi, por el amor de Dios! ¡¿Qué hiciste?!

Ella está apenas consciente.

—Bo... rré... el... nom... bre...

~❁~

Lleva dos horas en cirugía. Han dicho que tendrán que hacerle un injerto de piel para reemplazar la que ella se arrancó.

—Ten.

K me trae un café. Ha venido en cuanto lo llamé, como siempre.

Tomo el vaso y veo la sangre impregnada en mis manos. Se siente muy diferente comparada con la del Lobo.

—Esto ya parece un déjà vu —comenta, acariciando mi cabello.

—No recuerdo cuántas veces he estado en el hospital con ella, pero han sido demasiadas.

—Apuesto a que sí, pero ahora es ella la que se ha lastimado.

—La última vez que la vi, antes de irme, estaba bien... estaba feliz. Ambas lo estaban.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora