XLIX Disociación

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La madre biológica de Espi. La mujer cuya falta de amor por ella me permitió ser madre. Sé que no le dio una buena vida el poco tiempo que estuvo a su cuidado.

—Lucy me dijo que tenía problemas con las drogas... Y que maltrató a Espi antes de abandonarla.

—Ésta es ella.

Illumi me muestra una fotografía que saca de la carpeta.

Es una hermosa joven pelirroja, cuya mirada profunda he visto en mi hija

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Es una hermosa joven pelirroja, cuya mirada profunda he visto en mi hija. Por un momento, siento que aquella fotografía en mis manos es una ventana al futuro y puedo ver como será mi Espi.

Se parecerá a ella, no a mí.

—Este es su informe psiquiátrico.

Recibo el documento que me entrega. No sabía que además tenía problemas mentales. Hay varios párrafos escritos a mano la letra del médico es prácticamente ilegible.

Trastorno de personalidad... Alucinaciones... autoagresión...

Parece que esto hablara de mí. La idea me aterra.

—Esa mujer no abandonó a Esperanza porque quisiera, ella fue internada en un hospital psiquiátrico. Las drogas sólo empeoraron su situación.

¿No la abandonó? Ella estaba enferma, eso hizo que la lastimara. Entonces, eso significa que, a pesar de todo, ¿la amaba?

¿La ama todavía?

Ella podría estar bien ahora, qué haré si quiere recuperarla.

¿Qué haré si quiere apartar a Espi de mi lado?

Y como si el tiempo no hubiera pasado y siguiéramos conectados, Illumi tranquiliza a mi atormentado corazón.

—Ella murió —me cuenta, entregándome su certificado de defunción.

Suicidio, hace dos años. Se rebanó el cuello con un hilo que sacó de la bata que usaba en el hospital. Volteo la hoja y hay fotografías de su cuerpo, que cubro rápidamente, pero alcanzo a ver su rostro sufriente y esos bellos ojos que son iguales a los de Espi, con una mirada glacial y perdida.

Dejo los documentos en el escritorio y limpio mis lágrimas, que sólo han aumentado. Ni siquiera conocí a esa mujer, pero puedo ponerme en su lugar. He estado en su lugar y siento su dolor como propio.

Mi mente herida y trastornada por poco y termina por alejarme para siempre de Espi y acabar con una mirada como la de su madre biológica.

Y ahora es mi pequeña la que está mal.

—¿Cómo... Cómo se relaciona esto con los dibujos de Espi?

Necesito entenderlo.

—La enfermedad que tenía esa mujer es hereditaria —dice él en completa calma y para mí es una sentencia horrorosa.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora