XVIII Escape

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Alicia por fin se ha marchado y en cuanto se va, empiezo a armar nuestro equipaje. Voy a escapar.

Sin la influencia del alcohol en mi cuerpo puedo pensar más claramente y agradezco que ella llegara para evitar que hiciera una locura. No puedo rendirme ahora ni permitir que Espi salga lastimada, ella es lo más importante.

Illumi es fuerte y peligroso, pero no es omnipotente. Intentaré escapar de él, que pierda mi rastro y desaparecer. Puedo hacerlo, puedo esconderme.

Suena mi teléfono. Es Alex y decido ignorarlo. Vuelve a llamar y lo apago. Pasan unos cuantos minutos y el timbre suena.

Tengo que enfrentarlo.

—¿Sabes lo preocupado que estaba? ¿Qué está pasando?

No tengo tiempo para esto.

—Me iré de viaje, eso es todo.

—¿A dónde? ¿Por cuánto tiempo?

—Eso no importa —empaco algo de comida y la taza favorita de Espi.

—Libi, no soy idiota. Las ventanas tapadas, la casa hecha un desastre, el alcohol ¿Por qué no confías en mí y me lo dices?

Acaricia mi mejilla y empiezo a temblar.

—No quiero perderte —dice y mis ojos se llenan de lágrimas.

—Yo... Yo tampoco... —lo abrazo fuertemente, buscando sentir algo de seguridad—. Por eso debo irme, para no ponerte en peligro.

La preocupación y amabilidad que muestra terminan por conmoverme y le cuento lo que ocurre. Su primera reacción es llamar a la policía. Le digo que sería inútil y no vuelve a insistir.

—Iré a un hotel, uno que sea muy concurrido. Si estoy rodeada de personas, podré estar más tranquila —digo, sabiendo perfectamente que Illumi puede haber puesto cámaras o micrófonos.

Al parecer Alex también piensa lo mismo, ya que cuando se despide, susurra algo en mi oído.

—Espi, nos iremos de paseo.

Ella sonríe feliz en respuesta. La abrazo y mi pecho duele ante la locura que estuve a punto de hacer. Sin duda, el miedo y el alcohol no son una buena combinación, menos con un revólver en el medio. No volví a verlo, de seguro Alicia se lo llevó.

Salgo de la casa cuando llega el taxi y veo a Nick sentado en su jardín, acariciando a su conejo. La sonrisa en su puta cara se desvanece cuando ve que cargo con un bolso de viaje. Tendrá que buscar a alguien más con quien divertirse.

Antes de partir, me despido con un amable gesto de mi dedo medio.

~❁~

El taxi nos lleva hasta el centro. Antes de bajar, cambio el abrigo que lleva Espi y le pongo un sombrero para ocultar su cabello, hago lo mismo conmigo.

Encuentro el auto de Alex y rápidamente nos subimos. Al final, he decidido aceptar su ayuda. Espero no arrepentirme.

—Tengo una cabaña en las afueras de la ciudad. Allí no podrá encontrarnos.

—Bien, pero debemos ir a otro lugar primero. Dejaré a Espi en casa de una amiga.

Ella no puede estar en el medio. Si Illumi nos encuentra, la lastimará o la usará para lastimarme. Yo misma estuve a punto de dañarla. No es seguro para ella estar cerca de mí ahora y sé que Doris la cuidará bien.

—¡¿Qué?! ¡No puedes hacer eso! No permitiré que la abandones.

—¡No voy a abandonarla! —cubro los oídos de Espi—. Por su seguridad, debo dejarla fuera de esto.

—El mejor lugar para una niña es junto a su madre. Yo las protegeré, confía en mí.

Sorprendentemente, se detiene frente a una estación de policía.

—No iremos a ningún lado hasta que hagas la denuncia —sentencia, apagando el motor.

Y lo hago, sabiendo que en mi actual condición no puedo confiar ni en mis propias decisiones. Confiaré en las de Alex entonces.

Más que una denuncia, dejo una constancia, pues a parte de meterse en mi casa sin permiso, él no ha hecho nada de lo que tenga pruebas. Les digo que es peligroso, obsesivo y violento, y que probablemente intentará algo en mi contra.

Me sumerjo en las profundidades de mis recuerdos para contarle a la oficial las cosas que él me hizo cuando vivimos juntos, el modo en que lentamente me lo fue quitando todo. Le digo que se llama Ismael Saldías, aunque probablemente ya haya adquirido otra identidad.

Ella intenta tranquilizarme dándome un número para que llame en caso de emergencia y me sugiere que no esté sola, que intente estar siempre acompañada.

Todo es inútil, lo sé, pero Alex está satisfecho y seguimos nuestro camino.

~❁~

La cabaña resulta estar en medio del bosque, a unos cinco minutos en auto del camino principal y a quince del poblado más cercano. Es un escondite perfecto.

Acomodo las cosas de Espi en una de las habitaciones y me quedo en la sala, ingresando mis contactos al nuevo teléfono. No le será fácil rastrearme esta vez.

Al atardecer, Alex enciende la chimenea. Inevitablemente, su luz y calor me transportan a aquellos días en la casa del lago. Sentía tanta paz junto a él, allí empecé a enamorare o eso creí.

Estaba herida por el engaño de Damien, asustada por la paliza que me daría cuando volviéramos a vernos y confundida porque, a pesar de todo, pensaba que lo amaba. Aquello permitió que Illumi me invadiera por completo y sucumbí ante su presencia, a la particular delicadeza con que me trataba; a su inexperiencia.

No puedo creer que incluso me pareciera dulce.

Pensé que era amor lo que me unía a él, pero sólo era miedo; miedo a la soledad, a no ser amada, a ser rechazada.

Fue el miedo el que permitió que pudiera estar con alguien como Damien, tan repugnante y psicópata, o con Illumi, tan despreciable y frío.

Al final, Nick tenía razón. El miedo siempre ha sido el motor de mi vida.

Alex se sienta junto a mí y me abraza. Apoyo la cabeza sobre su hombro y él responde acariciando mi cabello.

—Todo estará bien, Libi. Te quiero mucho.

Me pregunto si yo también lo quiero o nuevamente es el miedo el que controla a mi corazón.

Sea como sea, esta es la definitiva. Ya no habrán segundas o terceras oportunidades. Esta vez se acaba todo. 

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¿Se puede escapar de Illumi? 🤔

¿Cuánto le durará el escape? 😢

¡Gracias por leer! 😘

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora