IX Ciclos

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Me siento a la mesa a disfrutar de la espléndida cena que Karen nos ha preparado. Le he dicho que no hacía falta, pero ha insistido. Incluso ha dejado bocadillos preparados para el fin de semana.

—Sólo falta calentar y servir —me ha dicho, como si yo fuera una completa inútil en la cocina. Por poco y me explica cómo usar el microondas. Aun así, contratarla ha sido un gran acierto, nuestras vidas han mejorado bastante en la semana que lleva con nosotras.

La calma ha regresado y el trabajo va de maravillas, pues puedo concentrarme sabiendo que Espi está en buenas manos. En cierto modo su presencia me ha devuelto el control de mi vida y de la de mi hija. Eso y la ausencia de Nick. Creo que se ha ido de viaje, porque no me lo he encontrado y ciertamente en mi cuarto siento que ahora sólo estoy yo. Aquellos ojos que me acechaban en la oscuridad han desaparecido.

Me gustaría preguntarle a Alicia si comparte la misma sensación de alivio, pero también está fuera, visitando a unos familiares. Incluso Alex ha partido a un viaje de negocios. Últimamente se había vuelto una costumbre que desayunáramos juntos y ya estoy comenzando a extrañarlo.

Aquello me inquieta, me asusta al punto de desear tomar a mi hija y huir lo más lejos posible, pero ya no quiero escapar, no quiero correr con el terror a mis espaldas, pisando mis talones; quiero enfrentar mis miedos y superarlos, quiero ser feliz.

Tras la cena me encargo de preparar a Espi para que vaya a la cama. Luego de cepillarnos los dientes juntas vamos a su cuarto y le leo un cuento. La terapeuta me recomendó un libro con historias breves para niños, que abordan temas dolorosos y cómo es posible superarlos. Los personajes son animalitos y a Espi le encantan. Hoy ha escogido uno de conejitos. Se llama "Debo expresar lo que siento y decir lo siento".

—"Había una vez, una familia de conejitos que vivía en el bosque..." —cada texto es acompañado con ilustraciones que Espi acaricia con ternura. 

— "Todos los días, el papá conejo iba a jugar con su pequeña hija, mientras la mamá se quedaba en casa preparando la cena"

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— "Todos los días, el papá conejo iba a jugar con su pequeña hija, mientras la mamá se quedaba en casa preparando la cena". 

—Eso es algo machista —me quejo y Espi me mira con mala cara para que siga con la lectura—

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—Eso es algo machista —me quejo y Espi me mira con mala cara para que siga con la lectura—. "Un día, la pequeña conejita se enfadó con su papá porque ya era hora de regresar a casa y ella quería seguir jugando. No le dirigió la palabra hasta que el sol se escondió ni cuando salió al amanecer".

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora