CVIII Sol de medianoche

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Con Illumi regresamos al edificio. Sólo soltó mi mano por unos segundos para subir y bajar del auto. Y luego, cuando fue a prepararse para salir. Mi mano se puso fría y extrañé la suya. Sentí que comenzaría a cambiar de forma si no estaba la de él sujetándola. Yo misma cambiaría de forma si no estaba él para contenerme.

Es Illumi Zoldyck ¿Qué podría hacerle una persona común y corriente?

Nada, esa palabra se repetía en mi mente. Nada, nada, pero ¿Por qué seguía tan nerviosa?

Insistí en estar en las instalaciones de su unidad de investigación. K les había dado acceso a las cámaras de vigilancia que mostraban la bodega y sus alrededores. Le insistí e insistí hasta que no tuvo más remedio que aceptarlo.

No le pedí que me permitiera verlo disfrazándose. No sé si hubiera aceptado. Me pidió que le prestara algunas prendas de vestir. Unas que no te gusten mucho, había dicho y se las di sin esperar verlas de regreso. No creí que pudiera ponérselas hasta que lo vi con su look ya terminado. Fue como verme a mí misma en un espejo. Unos centímetros más alta, con caminar algo más rígido y fino, salvo por eso, en todo lo demás era exactamente igual a mí.

—No estés nerviosa, hoy se acabará —dijo con su voz grave de siempre, pero saliendo de mi cuerpo.

No podía imitar mi voz.

—¿Y si quiere hablar contigo?

—No le daré tiempo de hablar.

Ya no le pregunté nada más.

Antes de irse, me besó. Cerré los ojos para no verme a mí misma en una escena tan surreal. De seguro a Lucy le hubiera gustado vernos.

Antes de irse, le pedí que ya no hubiera más secretos entre nosotros. No quería que me contara los del pasado, ni siquiera los del presente, sólo que ya no hubiera más en el futuro. Yo haría lo mismo. Él aceptó y quise creerle. Quise creer que algún día podríamos confiar ciegamente el uno en el otro como Lucy y K, y apoyarnos mutuamente en todo.

Me senté en un rincón de la unidad de investigación a mirar las pantallas, contando los segundos. Ariel estaba a mi lado. No disimulaba mi nerviosismo, como actriz me moriría de hambre. Para eso estaban Espi e Illumi. Engañar a los demás les era más fácil a ellos.

A la hora indicada vi mi auto estacionarse afuera de la bodega. Y me vi a mí misma salir de él, con mi caminar inseguro y mi cara de estar en una película de terror. Recordé el video donde era la protagonista de una película xxx, ahora lo era de una de terror, literalmente. O debía serlo, eso me llenaba de culpa.

Pero es Illumi Zoldyck, me decía. Una persona común y corriente no puede hacerle nada.

Nada, nada, nada…

Él entró a la bodega, la puerta se cerró tras él. Un segundo, dos, tres, cuatro… Una explosión hizo añicos los muros, por los que salieron violentas llamaradas. La cámara se apagó cuando la onda expansiva la alcanzó. Una a una las pantallas que nos mostraban el lugar se quedaron en negro. Ya no pude verlo.

Casi al instante recibí una llamada de Lucy. Su voz temblaba.

—Es Illumi Zoldyck. Debe estar bien —dijo.

Ariel también lo dijo. Si estaban tan seguros de ello, por qué tenían que decirlo, por qué repetir lo evidente.

Ya ha pasado una hora y nada sé de él.

¿Cuántas veces deseé que desapareciera de mi vida?

Ese deseo podría haberse hecho realidad y no me hace feliz. Es tarde para eso. Ahora me quita el aire, me deja en blanco. Ya no puedo seguir aquí sin saber nada. Voy al penthouse y espero. Espero que el miedo paralizante se acabe de una vez por todas, espero que el dolor quede en el pasado y poder enfrentar el futuro con optimismo, espero seguir haciéndome más fuerte y no volver a caer… espero que Illumi vuelva a mí.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora