XIV Regreso

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—¡No abras las cortinas! —es lo primero que le digo a Karen cuando llega y la veo acercarse a la ventana.

Me observa con extrañeza y por más tiempo del necesario. Percibo un leve rastro de desdén en sus ojos.

—Puedes irte, hoy me quedaré en casa. Lamento no haberte avisado antes.

—¿Ocurre algo?

—No me siento muy bien... eso es todo.

—Entonces con mayor razón debo quedarme para cuidar de la niña.

—¡Te dije que no! —respiro profundamente, intentando calmarme—. Sólo... sólo vete... yo te llamaré cuando sea necesario.

El desdén en su mirada se torna molestia y comprendo que no me agrada. Nunca me ha agradado. Quiero que ella y su fría perfección estén muy lejos de mi casa.

—¿Puedo pasar a ver a la niña?

Acepto, para que se vaya de una buena vez.

Todo estaba yendo tan bien, por fin la vida me sonreía. El viaje que hice fue excelente. Conseguimos posicionar nuestra marca en el mercado extranjero y tenemos nuevos socios. Además, estamos en proceso de abrir un segundo taller y una galería.

Y ahora, ni siquiera me atrevo a salir de la casa.

En mi cabeza siguen resonando las palabras de Nick.

"Está cada vez más cerca".

¿Algo está cerca? O... ¿Alguien?

Narra Karen

La habitación de la niña se ve desordenada. Hay juguetes y ropa por el suelo. El aire se siente viciado y en la ventana hay una manta que impide la entrada de los rayos de sol.

Algo malo pasó.

La niña Esperanza se destapa cuando me oye caminar por la habitación. Luce pálida y ojerosa, como si no hubiera dormido.

Le pregunto lo que ocurre y sus ojos se abren con espanto.

—¡Los monstruos asustaron a mamá! —parece al borde del llanto.

Ya me ha hablado de los monstruos antes, pero supuse que serían ideas de niña.

—¿Quiénes son los monstruos?

—No sé, pero entran por la ventana —mira la manta que la cubre y sus lágrimas empiezan a caer—. ¿Ellos... ellos vendrán por mí?

Me abraza y siento su pequeño cuerpo temblar. Al acariciar su cabello noto que no ha sido cepillado.

—No, claro que no. Yo... —no puedo cuidarla si no estoy aquí—. Tu madre no dejará que nada te pase. Además, los monstruos no existen ¿Has visto alguna vez uno?

Ella asiente justo cuando su madre entra a la habitación.

—¡¿Qué le hiciste a mi hija?! —grita, asustándola aún más.

No le contesto, no quiero discutir frente a la niña.

—¡Sal de aquí, Karen! ¡Vete de una vez! —ordena.

Obedezco en silencio, dándole una última mirada a la pequeña, que no quiere que me vaya.

No volverá a llamarme, mi trabajo en esta casa se terminó. Hakura tenía razón, esta mujer es un problema.

Me reporto al instante con el amo Illumi.

—Creo que dejó de tomarse las medicinas. No parece haber dormido y todas las ventanas están cubiertas. La niña Esperanza está muy asustada y...

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora