XXIV Provocación

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Como prometió, Alicia viene a desayunar. Por suerte ha traído de todo porque después de mi intento de escape, no quedó casi nada de comida en la casa.

Hizo unos panecillos deliciosos.

—Volviste a cubrir las ventanas —observa.

Ayer estaban destapadas, probablemente fue Illumi. Pensar que estuvo aquí hace tan poco todavía me causa escalofríos.

—Así me siento más segura.

Ella asiente.

—¿Has visto las noticias?

Niego, pero asumo que ya se enteró de lo de Alex.

—No puedo creerlo, se veía tan normal y educado. Nadie habría pensado que era un degenerado.

Se me revuelve el estómago al recordar todas las veces que lo besé.

—Casi pensé que nos había caído alguna especie de maldición.

La miro con extrañeza.

—Tú y Alex desaparecen sin dejar rastro, Nick muere misteriosamente. Este lugar era un caos.

—¿Nick está muerto?

No me lo creo.

—Sí. Resbaló por la escalera y se rompió el cuello. Lo encontraron tres días después. Dicen que Copito le comió el rostro.

Eso es suficiente para hacerme devolver todo el desayuno.

~❁~

Una a una voy quitando las mantas de las ventanas, ya no son necesarias. Una caída por la escalera, por favor. Es obvio que Illumi lo hizo.

Nick sabía sobre él y se atrevió a contármelo, arruinándole la diversión. Illumi sigue siendo tan despreciable como siempre y está dispuesto a todo con tal de conseguir lo que quiere.

Dijo que no quería tenerme cerca, pero no le creo nada. Sólo me está dejando la cuerda larga para que no sienta el tirón en el cuello, y Espi es su anzuelo.

Lo que no entiendo es por qué tomarse tantas molestias, por qué no llevarme a la fuerza cuando pudo hacerlo en tantas ocasiones.

Venganza, debe ser eso. Quiere vengarse de mí. Sólo espero que no lastime a Espi en el proceso.

El timbre suena. Son los detectives con los que hablé la otra noche. Es cuando los dejo pasar que me doy cuenta de que Espi ya no está desaparecida y que probablemente Alex esté muerto.

—Necesitamos hacerle algunas preguntas —dice uno de ellos y empieza a preguntarme por ciertos lugares y personas.

Jamás oí de ellos. Alex fue muy cuidadoso al ocultar su otra vida.

—Es inútil, vámonos ya —le dice el otro detective, que me mira con desconfianza.

—No perdemos nada intentándolo.

—Claro que sí, tiempo. Esta mujer probablemente apenas y lo conocía.

Lo miro con sorpresa, exigiéndole una explicación.

—Su ex marido ya se contactó con nosotros, señora.

Mi mandíbula cae.

—Él nos dijo que usted y el Lobo nunca tuvieron una relación y que su hija no fue secuestrada porque está con él. ¡Mentirle a la policía es un delito muy grave! —me grita, furioso.

—Y no presentaremos cargos porque gracias a ella pudimos salvar a la niña que estaba desaparecida —le dice su compañero—. No se preocupe, señora. Espero que esté bien.

Maravilloso. Illumi me ha hecho pasar por loca para arreglar la situación. Los detectives están por retirarse, pero no se los permitiré hasta que me digan el paradero de Espi.

Les juro que todo lo inventé porque estaba desesperada por encontrar a mi hija.

Ellos finalmente me dan una dirección.

Narra Illumi

Termino de grabar y pienso en un mensaje para Libertad. La niña presenta algunos hematomas, pero su cuerpo sanará rápidamente. Después de todo, por breve que fuera, ella recibió algo de entrenamiento.

Lo que me preocupa es lo que ocurre dentro de su cabeza. Sus ojos ya no miran como antes, algo ha cambiado en ella.

—¿Por qué no me dijiste lo que estaba pasando?

—Era un secreto —responde ella, dibujando.

—No puedes tener secretos con nadie que no sea de la familia —la regaño.

—Él dijo que era mi papi, igual que tú y también tengo secretos contigo.

Maldición. Su cabeza es un lío y es mi culpa también. La convencí de ser su padre y de ocultarle cosas a Libertad, luego el otro aparece y hace lo mismo. Debí suponer que ella era muy pequeña para todo esto.

—Sólo tienes un padre y soy yo ¿Lo entiendes?

Ella asiente y me abraza.

—¿También quieres que yo sea la mami? —me susurra y la aparto horrorizado cuando intenta besarme.

No tengo opción, tendré que usar una aguja en ella.

—Todo estará bien, Espi. Pronto volverás a ser la misma de siempre.

~❁~

—¿Cómo está?

—Tiene algo de fiebre, pero a parte de eso todo está bien. Lleva cinco horas sin tener convulsiones —dice Karen, que supervisa al equipo médico.

Dejo a Espi en buenas manos y voy a mi habitación. Estoy mentalmente agotado. Me ha sido muy difícil aguantar la ira por todas las estupideces que ha hecho Libertad. Esta vez se superó a sí misma al arruinarlo todo en tan poco tiempo.

—Amo Illumi, alguien ha venido —anuncia uno de los mayordomos.

Que extraño, no espero a nadie.

Voy a la sala y con sorpresa, la veo a ella, que de algún modo se las arregló para conseguir la dirección.

—¡Quiero ver a mi hija ahora!

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Alguien se meterá en problemas... 🙄

¡Gracias por leer!

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora