LXXV El refugio

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Estoy en el auto con Lucy y sigo sin creer que esto esté pasando.

¿Illumi me dejará ir así, sin más?

Debe estar realmente molesto por lo de Espi.

—Lucy, esto no está bien. Estoy en la mira de alguien que puede ser peligroso, no puedes llevarme con Sofi o tus padres, los pondrás en peligro. Ni tú deberías estar cerca de mí, debo regresar.

Ella me detiene y echa a andar el auto.

—Todo estará bien, Illumi insistió en que nos lleváramos a Hazar. Además, no iremos a mi casa.

—¿A dónde iremos?

—A casa de mi bomboncito.

Eso es definitivamente una locura. K es un chico amable, pero se le nota lo asocial. Dudo que quiera a alguien invadiendo su espacio.

—Lucy, no quiero incomodarlo.

—Tranquila, fue idea suya.

—Si aceptó es porque de seguro el pobre no puede decirte que no, yo no quiero ir con él, no quiero ser una carga.

Lucy suspira, llamándolo por teléfono. Activa el altavoz.

—Bomboncito, dile a Libi que fue idea tuya lo de refugiarse en tu casa.

—Hola, Libi. Fue idea mía que te refugiaras en mi casa.

Ruedo los ojos, sintiendo pena por él.

—Cariño, hazlo mejor, ella no te cree.

Oigo que él ríe.

Lucy no me presionó, mi casa es un lugar seguro y es bastante grande. No tendrás que verme si no quieres. Además, ya preparé una habitación para ti y compré jugo de naranjas, Lucy dice que te encanta.

Ellos terminan por convencerme, pero sigo creyendo que será una mala idea.

El auto se aleja del centro, yendo hacia las partes altas de la ciudad. La solitaria calle se adentra en unas colinas y llegamos a un condominio.

Aquí habrá demasiada gente, eso no puede ser bueno. Esperamos a que el enorme portón se abra. Lucy me tranquiliza con su mirada, mientras acaricia mi rodilla. El auto por fin avanza. Parece más bien una villa. Seguimos derecho por la calle y doblamos hacia la izquierda. Detrás nuestro avanza el auto de Hazar.

Lucy se detiene fuera de una casa blanca, con un hermoso jardín tras la alta reja que la resguarda. Miro a mi alrededor, notando lo solitario que está todo. No hay gente en las calles, ni se oye ruido proviniendo de las demás casas. Es como un pueblo fantasma y siento escalofríos.

—Libi, saluda a la cámara —me dice Lucy, haciendo señas hacia arriba.

Nunca veo la cámara, pero la imito.

La reja se abre y Lucy hace lo propio con la puerta de la entrada. La casa es bastante amplia, tiene muros casi vacíos, mobiliario minimalista y justo, como las casas de las revistas de decoración. No imaginé que K viviera en un lugar así, esperaba algo con más personalidad, más de su estilo. Algo no cuadra.

—Hazar, puedes acomodarte aquí, nosotras bajamos —dice ella.

Él asiente y sigo a Lucy. ¿Bajar? Creo que la intriga le está ganado a la incomodidad. Entramos a un dormitorio y ella se detiene frente a un clóset.

Retrocedo, espantada y a punto de salir corriendo.

—¡¿Está en un sótano?! ¡Yo no voy a ir a un sótano!

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora