XXIX Prueba

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Son las dos de la tarde y llevo casi doce horas despierta. Después de la llamada de Lucy ya no pude conciliar el sueño.

Apenas he podido comer, mucho menos trabajar.

La ansiedad me está volviendo loca y camino de un lado a otro.

En la cocina, bebo un sorbo de whisky y se me ocurre preparar galletas para Espi. Ella ama las galletas.

No tengo harina. Subo al auto y parto al supermercado. El piso del lugar es tan blanco y sus pasillos tan iluminados que mis ojos arden. Siento mi cabeza palpitar mientras espero en la fila.

Por fin regreso a casa y me pongo a cocinar.

A las cinco de la tarde las galletas están listas, igual que yo.

Con maquillaje intento disimular mis ojeras y el tono grisáceo que ha ido adquiriendo mi piel.

Me veo horrible, espero que Espi no se espante al verme.

Espero que no me odie por lo que pasó.

Camino a casa de Illumi me quedo atascada en el tránsito. Al parecer hubo un accidente unos metros más adelante y los autos avanzan a razón de dos metros por minuto.

Miro el reloj y mi ansiedad se dispara. Toco la bocina con desesperación y mi cabeza se acerca a su colapso, justo cuando puedo avanzar y salir de esa calle infernal.

La puerta del departamento se abre y un hombre alto me deja pasar. Es claramente un mayordomo.

—Espere aquí, el amo Illumi vendrá enseguida —dice y se oye como un robot.

Espero por cerca de cinco minutos, que se hacen eternos.

De pronto, lo veo acercarse por un pasillo y siento que el miedo empieza a invadirme. Viene acompañado de otro mayordomo, que toma el lugar del anterior, permaneciendo a su lado.

—Llegas tarde —dice, mirándome fijamente.

Detesto que me mire y detesto tener que mirarlo y oírlo también.

Lo odio.

—Hubo un accidente en el camino y la calle estaba cortada.

Illumi dirige una mirada a su mayordomo, quien deja un paquete en la mesa frente a mí.

No puedo creer lo que veo.

Un alcotest

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Un alcotest.

—Supongo que sabes como funciona.

Ahora todo tiene sentido y su "generosa oferta" para ver a Espi se revela como la trampa que es.

—¡Déjame ver a Espi, para eso vine! Yo no estoy ebria.

—Primero debes pasar la prueba.

¡Que se meta su prueba por donde le quepa!

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora