XLV Competencia

373 41 108
                                    

Narra Lucy

Ha salido magnífico. La reunión fue todo un éxito y conseguimos un contrato millonario. Me despido de los inversionistas y voy con mi equipo para felicitarlos, han hecho un excelente trabajo, sobre todo Aníbal; un chico talentoso que apenas se incorporó a la empresa hace algunas semanas.   

—Fue una presentación increíble, Aníbal. Eres talentoso y carismático, vas a llegar muy lejos.

—Gracias, Lucy —dice un poco avergonzado.

Lo pongo nervioso y aquello me divierte. Al abrazarlo siento su cuerpo tensarse y no puedo aguantarme más.

—Me has hecho tan feliz, que si no tuviera novio, te lo chuparía —le susurro sugerentemente, apartándome para contemplarlo.

Se ha puesto completamente rojo y creo que se va a desmayar. Sale corriendo y se mete al baño.

Y me rio a carcajadas, pensando que tal vez se fue a masturbar o algo así.

«Deberías dejar de hacer eso o te denunciarán por acoso laboral» me dice mi conciencia, esa que nunca escucho y que se rinde fácilmente.

—Tenemos que ir a celebrar ¿No? —sugiere Marco y sé que lo dice para escaparse de la empresa, pero se lo merecen porque son buenos trabajadores.

—Por supuesto, Aníbal invita porque es el nuevo —digo, viéndolo aparecer más pronto de lo que esperaba.

Está pálido y en su camisa blanca hay pequeñas manchas de sangre.

—¿Estás bien? —Creo que me pasé un poco con él.

—Sí, no es nada. Siempre me pasa —sonríe divinamente y la culpa se desvanece.

—Que bueno porque te toca invitarnos el almuerzo para celebrar —le guiño un ojo y me lo llevo al departamento de vestuario para conseguirle una camisa limpia.

Aníbal nos lleva a un restaurante italiano que inauguraron hace poco. Es un lugar bastante sencillo, pero él es quien invita, así que no me quejo.

—Espero que sigas en la empresa y no salgas arrancando —le comento mientras conduzco.

Él va en el asiento de copiloto.

—¿Lo dices por el ofrecimiento poco romántico que me hiciste?

—¡Claro que no! Lo digo por la invitación a comer. Eres el nuevo, no puedes quejarte, a todos les tocó en su momento.

—¿Ofrecimiento poco romántico? —pregunta Lucas, que va en el asiento de atrás. —No sé por qué ofrece cosas si después dice que no puede porque tiene novio —se queja y me rio burlonamente.

La tensión sexual es un buen incentivo en el ambiente laboral.

—Cuando yo llegué, ella todavía no tenía novio —dice Leo con una sonrisita autosuficiente y los otros lo miran con envidia.

Eso me pasa por ser una jefa tan amable.

~❁~

En el restaurante hay bastantes personas, pero nos dicen que en el segundo piso hay mesas suficientes. Contando a los que venían en el auto con Diana, somos siete en total.

En el segundo piso el ambiente es bastante luminoso. Grandes ventanales permiten disfrutar de la claridad del día y del parque que está a un costado. Debo admitir que es un lugar muy lindo.

Cuando estaba admirando la decoración de los muros, mi vista se topa con una pelirroja que veo en un rincón. No es cualquier pelirroja, es MÍ pelirroja y me quedo pasmada.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora