CXX La certeza

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Narra Illumi

Ellas están aquí en alguna parte, por culpa de algo tan absurdo como una sorpresa. No. No debo enojarme. Era una sorpresa para mí, en mi empresa, que se supone es un lugar seguro.

Suposiciones.

No deben hacerse suposiciones, sólo las certezas importan. Y estoy por tener la certeza de que alguien aquí me ha estado engañando.

—Hazar habló conmigo —me dice el guardia que vigila el acceso al edificio—. Acompañé a la señorita y a la niña hasta el ascensor y hablé para que pudieran llegar hasta su oficina sin que nadie anunciara su presencia.

Ordeno vigilar los accesos, revisar las cámaras y que todo el personal de seguridad restante las busque. Activo los protocolos de emergencia de mi unidad de investigación en el edificio. Voy hacia el ascensor. Mientras subo expando mi En por cada piso hasta que llego al último, donde está mi oficina.

Nada.

El escritorio de Liliana está vacío.

Llámeme Lili, señor Klosse”.

No puedo haber sido tan ciego y estúpido.

Entro a la oficina pese a saber que está vacía. Al instante siento el aroma de Libi. Ella estuvo aquí, esperándome mientras estaba en la reunión. No volví aquí cuando terminó. Tomo mi teléfono y pido que revisen la tarjeta de acceso de Liliana. Me dicen que ven a Libi y a la niña entrar a mi oficina en las grabaciones, pero que jamás salen. Alguien alteró la grabación. Estoy empezando a enfadarme.

En veinte minutos alguien pudo sacarlas por el estacionamiento y llevárselas muy lejos. Ese sería el mejor escenario, el peor es que las haya lastimado y estén muertas en alguna oficina, pero eso es imposible. Eso no pasará. No a ellas, no a mi familia. No ahora que Libi por fin dejó atrás sus problemas con el alcohol y sus desequilibrios emocionales, no ahora que por fin me aceptó y a su familia biológica, no ahora que tenemos tantos planes para el futuro, no ahora que nuestra hija logró dominar los demonios que la atormentaban; no ahora que todo estaba yendo como yo deseaba.

Por alguna razón, este mundo intenta una y otra vez desbaratar mis planes ¿Será porque soy un intruso?

—Señor Klosse, encontramos esto en las escaleras de emergencia del cuarto piso.

Es la muleta de Libi. Ella no puede andar mucho sin ella, su pierna todavía le duele. ¿Le dolerá en este momento?

Por las escaleras pudo llegar a los estacionamientos. Voy hasta allí. En el lugar asignado a Liliana no está su auto. Ordeno a mi unidad de investigación que lo busque y que rastreen su teléfono y cualquier información sobre ella.

Nuevamente las grabaciones no la muestran saliendo. La traición es imperdonable. Estoy subiendo al ascensor cuando me informan que hallaron algo en las bodegas del piso menos dos. Hay algunos guardias y empleados reunidos en la puerta. Ordeno que salgan todos los prescindibles.

—Vine a dejar unos archivos al lado y oí gritos —me cuenta una empleada mientras entro.

Libi está en un rincón. Su cabeza sangra y no deja de gritarle al guardia que la sostiene para evitar que se levante. Detengo el forcejeo apartándolo de ella. Se lanza a mis brazos en cuanto me ve.

Vuelvo a tenerla entre mis brazos, no ha sido tarde, no ha ocurrido lo peor, ella está conmigo.

—¡Se llevó a Espi, Illu! Ella se llevó a la niña, tu secretaria se la llevó y me encerró aquí.

El golpe le dejó una cortada a un costado de la frente, no parece ser muy profunda. De todos modos, haré que la revisen para descartar alguna contusión. Su cabeza no necesita más golpes.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora