XVI Tragedia

390 51 41
                                    

Es una pesadilla. Uno de mis mayores temores se está haciendo realidad. Esta vez no hay nada que pueda hacer para salvarme, no hay ningún lugar del mundo donde pueda esconderme.

El único modo de escapar es apretando el gatillo del arma que tengo en mi mano, llevándome a Espi conmigo.

Me desplomó junto a ella, que juega ignorante del peligro en el que estamos, del horror que la acecha desde que la traje a mi vida.

—Lo... lo siento mucho... —acaricio su hermoso cabello y pienso en la maravillosa mujer que podría ser, que yo nunca fui... que ninguna de las dos será.

No vinimos a este mundo para ser felices, Nick tiene razón, somos gritos de agonía en la oscuridad...

******

—¡AHORA MISMO ME VAS A DECIR QUÉ MIERDA PASA!

Retrocede atónito y entro, cerrando la puerta tras de mí. Apuesto a que jamás imaginó que lo encararía de este modo.

—¡¿Quién mierda eres? ¿Qué mierda quieres?! ¡HABLA DE UNA PUTA VEZ!

—Ca-cálmate... Libi... Ba-baja esa co-cosa...

—¡Ahora tartamudeas, infeliz! ¡No estabas asustado cuando me acechabas! ¡Eres un puto cobarde!

—Se-se te pu-puede salir un tiro.

—Eso va a pasar si no me dices lo que quiero saber ¡Habla! —disparo. Una bala que casi roza su brazo, haciendo estallar un florero tras él.

Se agacha, cubriendo su cabeza como una rata asustada. No puedo creer que esta escoria me hiciera vivir aterrorizada todos estos días.

—Esto... esto no está bien... ¡Tú no puedes hacer esto!

—¡No me hagas perder más el tiempo y respóndeme!

El desgraciado piensa que no voy en serio.

—¡¿Dónde está el conejo?!

Sus ojos se desorbitan y me bloquea el paso con su cuerpo.

—¡No, Copito no! No te atreverías.

—¡Estoy furiosa y borracha! No imaginas de lo que soy capaz. Voy a descuerar a ese puto animal frente a tus ojos y no podrás hacer nada para evitarlo.

—¡Basta! ¡Ya basta! —grita como enajenado. La mirada llena de calma del Nick que conozco ha terminado por caerse a pedazos, revelando los ojos de un sociópata. La farsa se ha acabado y se ha vuelto más peligroso que nunca.

Me mira como lo hacía Damien cada vez que bajaba al sótano. Le temo y mis manos tiemblan, pero no dejaré que gane, esta vez no.

—Te lo mostraré todo —dice riendo—, así será más divertido. Supongo que tarde o temprano tenía que pasar —se encoge de hombros, caminando por un pasillo.

Camino tras él, sin dejar de apuntarle, atenta a cada movimiento que da.

Subimos al segundo piso y abre la puerta de una habitación. En el fondo hay un gran ventanal que queda justo frente a mi dormitorio. Aquello no me sorprende, lo que sí lo hace es el aparato instalado junto a él.

Es un telescopio. Recorro con mis dedos el frío metal, pensando en el uso que le da. Asegurándome que Nick se encuentra a varios pasos, me arriesgo a mirar por el ocular.

Como pensaba, el objeto apunta a mi habitación. Puedo ver en detalle las flores bordadas en la cortina como si estuvieran frente a mí y no a metros de distancia.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora