CXXVIII Nueva obsesión

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Las lágrimas ya han cesado y estoy más calmada cuando Illu entra a la habitación.

Se queda estático a pasos de la cama, con la boca abierta. Creo que no respira.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué le haces a Libi? —Me aparta de los brazos de Kikyo y los cambia por los suyos.

—Vine a visitarte porque eres un hijo ingrato que olvida a su familia. En cuanto a tu esposa, le he dicho unas cuantas cosas que probablemente nadie le había dicho.

El horror en el rostro de Illu es gracioso.

—¿Cómo puedes venir aquí sin avisar? ¿Y si el usuario de los portales muere y ya no puedes regresar a nuestro mundo? Vete ahora.

¿De dónde saca Illu esas ideas?

—No seas descortés, Illumi, acabo de llegar. Y no planeo irme pronto.

—Eso no es posible. —Va acogerla del brazo para sacarla.

—Illu, está bien. Ella es bienvenida.

Me mira como si hubiese enloquecido.

—¿Qué le hiciste a Libi, madre?

Ella suspira, pasando por su lado.

—Ya te lo dije, Illumi. Mejor me voy a ver a mi nieta.

Él sigue sin salir de su asombro y su desconfiada mirada por fin me hace sonreír.

—¿Dónde estabas, Illu?

—Fui al otro portal. Supuse que el apagón había sido un pulso por un viajero. No encontré a nadie y luego me enteré de que había sido ella. ¿De verdad no te hizo nada?

Niego, pero no se tranquiliza. Le cuento lo que está ocurriendo con la mujer que me llamó.

—Entonces yo tenía razón, K es tu hermano. Te dije que se parecía a ti. Por eso me agrada, igual que Frank y Sasha.

Aunque no me guste admitirlo, Illumi tiene con demasiada frecuencia la razón, incluso en sus ideas más locas.

—Rastreando la llamada daré con ella de inmediato y la eliminaré.

—¡No! No puedes hacer eso.

—¿Sabes cuántas veces me has dicho lo mismo y hemos terminado arrepintiéndonos? Además, no es sólo decisión tuya. Voy a preguntarle a K, a Frank, incluso a Lucy. Estará muerta por mayoría de votos, te lo aseguro.

No quiero esto, no quiero más muertes. Ankei patea mi vientre, creo que hasta él está de acuerdo. Ya se ha llevado unos cuantos malos ratos por culpa de esa mujer.

—Haz lo que consideres necesario para proteger a nuestra familia —le digo por fin.

~❁~

Por la tarde recibo la visita de K y Lucy. Él me abraza y ahora entiendo la calidez y cercanía que siempre sentí a su lado. Es mi hermano mellizo, mi otra mitad. Por alguna razón, cuando nacimos, esa mujer sólo lo conservó a él. Y lo compadezco por eso. Lucy nos deja a solas y él me habla con más libertad. Me cuenta los horribles días que pasó a su lado, la amargura de su infancia con una madre demente. Dice que con su otro hermano era diferente, que a él lo amaba. Nuestro hermanastro no es pelirrojo.

Yo comprendo perfectamente el dolor del maltrato. Y mi vida en el orfanato fue una maravilla en comparación a la suya. Ahora el tiempo ha pasado y hemos vuelto a estar juntos.

Quién diría que podríamos reencontrarnos en un mundo tan grande. Se siente como algo milagroso, como si una fuerza superior hubiera desenredando los hilos del destino, dios quizás. Supongo que también se lo debemos a Lucy y su fijación por los pelirrojos.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora