CIV Cosas que pasan

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En el taller la mañana es agotadora. Seguimos trabajando en la ampliación y los chicos están derrumbando unos muros. Con Lía vamos acarreando escombros y hasta el momento no me he mareado o me ha faltado el aire. Supongo que las vitaminas están haciendo su trabajo después de todo.

A mediodía el timbre suena. Yo abro. En la entrada hay una joven mujer con una radiante sonrisa. Ojos verdes, cabello castaño claro.

—Hola, soy Karina. Marcelo dijo que estaría ocupado y le traje su almuerzo.

Hago pasar a la nueva conquista de mi amigo, sin dejar de sorprenderme. Darle la dirección de su trabajo es un gran paso. Aunque no quiera admitirlo, ella ya lo ha hechizado.

Y yo no soy la única sorprendida. Cuando la ve, él empalidece.

—Como no podías salir a comer conmigo, te traje almuerzo. De hecho, traje almuerzos para todos.

—Eso es muy dulce de tu parte —dice Lía, despejando una mesa.

Marcelo no sabe qué decir. Disimuladamente le pregunto si todo está bien. Él asiente, sonriéndome. De seguro no está acostumbrado a que sus amantes ocasionales hagan este tipo de cosas por él. Me encantaría quedarme a conocer a la chica, pero ya había quedado con Lucy para comer.

—Tu famoso perro me causó jaqueca —se queja apenas nos encontramos—. Desde que Espi le contó a Sofi sobre él, no ha dejado de pedir una mascota.

—En esa casa tan enorme hay espacio suficiente para un perro.

—Le sugerí a mamá que le compráramos un pez.

No puedo evitar reírme. ¿Qué le pasa a la gente con los peces?

—Está fascinada con su acuario. En la tarde iremos a comprar más. Quiere estrellas y caracoles también.

Le cuento de la insistencia de Illumi por conseguir un pez sólo para disfrutar de su cara de espanto. A su pesar, ellos tienen muchas cosas en común. También le cuento la historia del Ferrari.

—Algo bueno que saques de estar con él —dice fríamente.

—No estoy de acuerdo. Si hay algo que no va conmigo es el ser materialista.

—El patán tiene dinero de sobra. No hay nada de malo en que recibas una tajada. Deberías considerarlo a modo de compensación por todo lo que te ha hecho.

—¿Eso en qué me convertiría? Hoy estás particularmente desacertada en tus apreciaciones.

—No es mi culpa, Sofi no me dejó dormir como mecanismo de presión para conseguir la mascota. Me rendí a las tres de la mañana y llamé a mamá para hablarlo con ella. Ya no pude dormirme luego. La falta de sueño me pone idiota, pero no creo estar tan equivocada. Si Illumi quiere consentirte con regalos, acéptalos y goza el momento.

—¿Eso no lo haría creer que puede comprarme?

Ella niega con firmeza.

—Illumi te conoce. Sabe perfectamente el tipo de mujer que eres. Dudo que intente comprarte con regalos. Si te dio el Ferrari fue porque K le dijo que te había gustado el suyo. Él intenta hacerte feliz. Quiere comprarte con felicidad.

Eso no se oye tan mal. Las relaciones de pareja se basan en hacerse feliz mutuamente, eso prolonga la unión. Illumi siempre está haciendo cosas para hacerme feliz.

—Yo nunca le he dado un regalo.

Notarlo me hace sentir fatal.

—¿Cómo que no? Le compraste un reloj.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora