II Locura

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Pensé que sería diferente. Realmente me esforcé por hacer las cosas bien y aún así me siento fatal. No estoy en paz.

Necesito pensar, por eso me alejaré de ella tres días y luego le pondré fin al asunto. Ya no puedo seguir así.

De regreso en casa descanso en mi habitación y por la tarde, tras recibir el reporte de Ken, me relajo paseando por la montaña, disfrutando del aire puro.

Sin notarlo, mis pasos me llevan a la residencia en la ladera norte, aquella que era mi sofisticada versión de la casita del árbol. Aquí es donde desahogaba todas mis frustraciones, todo aquello que debía expulsar de mí para ser un buen asesino; aquí es donde daba rienda suelta a mis emociones.

Hasta que me quedé sin ellas. Luego ya no hizo falta venir. Por fin me había convertido en lo que mis padres deseaban y que yo anhelaba con desesperación; un asesino perfecto.

Y todo siguió perfecto hasta que mi vida se cruzó con la de Libi y ella trajo de regreso las emociones de las que era libre. Y ahora estoy ahogándome en ellas, sin saber qué es lo que quiero hacer.

Voy al dormitorio y siento como si el tiempo no hubiera pasado. Por un momento vuelvo a ser el niño que buscaba ser fuerte y a la vez intentaba saciar sus deseos de controlar a otros, de poseerlos sometiéndolos a su voluntad.

Traje a cinco niñas aquí, siempre de mi edad en ese momento y las convertí en mis mascotas. Cuando madre descubrió a Bloody, pensé que enloquecería y terminó obligándome a matarla. Hacerlo fue difícil y lo consideré un fracaso, pues no logré educarla.

Bloody II estaba aprendiendo bastante bien o eso me hizo creer. Escapó una noche y los perros de padre la devoraron. Bloody III duró muy poco, venía descompuesta y no resistió los castigos. Bloody IV fue la más útil. Logré que aprendiera muchos trucos y cuando estuvo lista, se la enseñé a madre.

—¡¡LO HAS HECHO DE NUEVO!!—gritó en cuanto me vio llegar con ella. Era hermosa y casi de mi misma estatura. Yo mismo la peiné y le conseguí ropas que la hacían ver como una muñeca, mi muñeca.

Madre se tomaba la cabeza y caminaba de un lado a otro.

—¿Desde cuándo está aquí?... ¿qué... qué has hecho con ella? —pregunta, nerviosa.

—Desde hace unas semanas. Le he estado enseñando trucos. Es una mascota muy inteligente —le acaricio la cabeza por ser una buena chica.

Madre me pide que le muestre los trucos que le he enseñado y empiezo la demostración.

Ante mi orden, ella se arrodilla y ladra, mientras yo me rio. Sus ladridos son muy graciosos. Madre no parece muy convencida.

—¿Qué sientes por ella? —pregunta de pronto, con una seriedad que asusta.

—¿Sentir? Los asesinos no deben tener emociones, aunque si tuviera que escoger alguna diría que es orgullo —ella sigue incrédula así que me pongo serio.

—Bloody, dislócate un dedo —ordeno. Ella lo hace sin dudar, ante la mirada de sorpresa de madre. No muestra ningún signo de dolor. Es perfecta.

—Vaya —exclama ella—, eso no me lo esperaba. Veamos, muérdete un brazo —ordena y Bloody se mantiene inmutable.

—Ella sólo obedece mis órdenes. Bloody, haz lo que madre dijo.

Sin titubear, ella lleva el brazo hasta su boca y clava los dientes. La sangre comienza a escurrir, manchando el bello vestido de muñeca. Sólo se detiene cuando se lo ordeno.

—¡Impresionante! —aplaude madre—. ¿Con qué la amenazaste? ¿cómo has hecho para que ni siquiera muestre dolor? Se necesitan años de entrenamiento para eso.

—Bloody, de pie —en cuanto se para, la volteo y levantándole el hermoso cabello rojo, dejo al descubierto la piel de su cráneo. Allí, le muestro a madre las agujas que tiene clavadas y que me permiten controlarla a voluntad.

Madre se emociona. Llora, grita, me abraza y me pide que le explique los detalles. Llama a padre, al abuelo y organiza una cena para celebrar mis avances con el nen. Me hacen hacer una prueba con una copa con agua y me dicen que soy controlador. Luego todo tiene sentido y mis ganas insaciables de tener mascotas se ven justificadas. Ya no seré castigado por ello, todo lo contrario. Incluso me dice que Bloody IV puede quedarse en la residencia de los mayordomos, para servir a la familia.

Tras la cena voy con Bloody y la encuentro muy débil. Los médicos han curado su brazo y regresado el dedo a su lugar, pero parece descompuesta. Su mirada perdida se ha vuelto errática y mueve la cabeza a intervalos regulares de manera refleja. Le ordeno que se arrodille y ladre, pero ha perdido la coordinación y su boca tiembla, dejando salir las croquetas que le di antes de traerla. Tras unos cuantos espasmos, muere frente a mis ojos.

Esa experiencia me dejó muchas enseñanzas y también muchas dudas, como el tipo de agujas a usar, la cantidad, el tiempo de uso... Harían falta muchas más mascotas para aprender todo ello.

Sólo tuve una más. Bloody V fue otro éxito y a Milluki, que ya tenía ocho años, le gustó tanto que me la pidió prestada y terminó rompiéndola. Cuando me disponía a buscar otra, madre dio a luz a mi nuevo hermano, Killua. Era completamente distinto a Milluki y me gustó al instante. Quería ser el mejor hermano para él y me dedicaba a cuidarlo y educarlo. Con él, ya no necesitaba ninguna mascota.

Veo en la mesita de noche el cepillo con el que las peinaba. Aún hay cabellos en él, probablemente de Bloody V.

De pronto, siento deseos de acariciar el cabello de Libi. Miro la hora, aún falta para el reporte de Ken. Hastiado de tantos recuerdos absurdos, regreso a la mansión. Unas risas femeninas llaman mi atención al pasar fuera del cuarto de Milluki y recuerdo la solicitud que recibí de Hakura, para un traslado y servir de ahora en adelante a mi hermano. Supongo que desde que le pedí encargarse de su regalo de navidad, se han vuelto cercanos.

Él estaba bastante entusiasmado con la idea y me insistió que aceptara. Me pregunto si ella le recuerda a Bloody V o la quiere sólo porque yo la vi primero.

Por eso nunca me gustó su cercanía con Libi, porque sé que también la deseaba para él. Que se quede con Hakura y se olvide de mi Libi.

Es tarde. Ken debió reportarse hace cinco minutos. Lo llamo y no contesta. Sin perder tiempo, abordo un aeronave y vuelo a York shin. Jamás imaginé lo que ocurriría; ser traicionado por uno de mis empleados. Cuando llego al departamento, está vacío.

Las cámaras de seguridad de la recepción los muestran a ambos salir del lugar. Ella lo hace por voluntad propia. De algún modo logró convencerlo de ayudarla y me ha traicionado. Se ha ido.

Debí dejarla encerrada y llevarme la llave, o haberla encadenado. Incluso un collar con monitoreo satelital habría bastado. Fui tan estúpido, tan confiado. Soy un adulto, por dios. Ni cuando tenía trece años me pasaban estas cosas. Grito, furioso y cuando me tranquilizo un poco, llamo a la mansión pidiendo toda la información en el archivo de Ken.

Mis mayordomos ya están buscándolo y, aunque me moleste, le pido ayuda a Milluki, después de todo es experto buscando información y Tanaka conoce a Ken. No me sale gratis, por supuesto.

*

Han pasado tres días. No he dormido, no he comido, no la he encontrado. Ni a Ken.

Si hubiera usado una aguja en ella desde el principio, nada de esto habría pasado, pero yo quería que fuera diferente, yo no quería una mascota, yo quería una novia y que estuviera conmigo por su propia voluntad.

Supongo que pedí demasiado y no quise ver la realidad. Siempre fue lo mismo, mis intentos por educarla, por quitarle sus malos hábitos, la forma en que comenzó a depender de mí, los premios, incluso los castigos. Nunca le di latigazos para someterla, pero usé el sexo. Así lastimaba su cuerpo y su mente... su corazón.

Y fracasé. No volverá a suceder, ya no cometeré errores. No importa cuanto cueste voy a encontrarla. Y esta vez, Bloody VI se quedará a mi lado para siempre. 

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Si a alguien le quedaba alguna duda del amor de Illumi por Libi... 

😱😱😱😱😱😢😢😭

¡Gracias por leer! 

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora