XLVI Reconciliación

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Apenas y pude dormir por la noche. Temo que Lucy le haya contado todo a Illumi y él pueda llevarse a Espi o lastimar a Alicia.

Ella se ha ido de viaje nuevamente, lo que me da un poco de tranquilidad, pero le estoy enviando mensajes constantemente para saber que sigue bien.

Alicia no entiende el motivo de mi preocupación, pero cómo decirle quién es Illumi. Cómo decirle que es un asesino y que si se enfada puede llevarse a Espi de este mundo.

O matarnos a las dos.

Me paso el día intentando trabajar para despejar mi mente. Le envié un mensaje a Alicia hace dos horas y no ha contestado. La ansiedad empieza a desbordarse cuando oigo el timbre.

La idea de que sea Illumi me aterra, luego pienso en lo ridículo de imaginarlo esperando a que le abra. Él no necesita tocar ningún absurdo timbre ni esperar detrás de ninguna inútil puerta; él es Illumi Zoldyck y mis preocupaciones son tan estúpidas como el timbre o la puerta.

No hay nada que pueda hacer para evitar su ira, y si me lastimó cuando se suponía que me amaba no quiero imaginar lo que hará si me odia.

El fantasma de Damien vuelve a atormentarme, como una bola de hierro encadenada a mis pies, aún así abro la puerta.

Es Lucy y creo que ha estado llorando.

—Hola, Libi ¿Puedo pasar?

Sólo la he visto llorar por su mamá.

Le permito entrar porque así podré saciar la duda que me carcome. Ella mira para todos lados, probablemente buscando a Alicia. Le ofrezco un té y nos vamos al patio, donde la brisa de la tarde ayudará a enfriar los ánimos.

—¿Has... vuelto a fumar marihuana? —pregunta con la voz entrecortada y no puedo evitar reírme.

—No, Lucy. Sólo lo hice dos veces, no soy un drogadicta.

Bebe su té en silencio, sin dejar de verme.

—Esto es mi culpa —dice por fin—. Yo te juzgué y te alejé de mí... ¡Por eso buscaste consuelo en los brazos de otra!

La miro boquiabierta. Las lágrimas han empezado a caerle y me reprimo para no abrazarla. Aún sigo enfadada con ella.

—Lucy, lo mío con Alicia no tiene que ver contigo...

—¡Claro que sí! —me interrumpe—. ¡Intentas reemplazarme con ella al mismo tiempo que reemplazas al trastornado de Illumi!

¿De dónde sacó una idea tan loca?

—¡Lucy, no! Yo... Yo nunca podría reemplazarte con nadie. Somos familia, pero sigo enfadada contigo y no has hecho nada para que eso cambie.

Saca un pañuelo de su bolso y se limpia las lágrimas, un poco más tranquila.

—Necesitas buscar ayuda —dice, aferrando mi mano—. Tú no estás bien, Libi.

Me aparto de su lado, indignada.

—¡¿Lo mismo le dijiste a Josh?!

Sé que no lo hizo y eso me enfada.

—¡No es lo mismo, Libi! Él siempre ha sido homosexual, tú no lo eres.

—¡¿Cómo puedes saberlo?! Tal vez ahora lo soy.

—Estas cosas no son así —asegura, como si fuera una experta—. Tú estás confundida, estás traumatizada y le temes a los hombres, sólo es eso, no debes tomar decisiones apresuradas.

No sé qué me sorprende más, si la ridiculez de su reclamo o la desesperación que se desborda de sus tristes ojos.

—Lucy —vuelvo a sentarme y ella junto a mí—. Alicia ha traído a mi vida la paz que tanta falta me hacía y me siento feliz a su lado. Lo que siento por ella es real. Que sea mujer es algo secundario.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora