LXXXIII Hermandad III

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En cuanto veo a Lucy entrar al hotel, acepto el ofrecimiento de Sasha y corremos hacia su auto.

—Cuando veo a esa mujer, se me revuelve el estómago —dice, empezando a conducir.

No quiero preguntar por qué.

—¿Tú la conoces? Me pareció que querías escapar de ella —agrega.

Si le digo que somos amigas, malinterpretará toda nuestra conversación en el restaurante.

—Sasha, yo...

Ella me mira boquiabierta y temo lo peor.

—¿No me digas que esa zorra también se metió con tu papá? —pregunta y siento que todo este asunto sólo se enreda más y más.

Y me estoy convirtiendo en una mentirosa, como ellos.

—Sasha, yo no quiero hablar de ella ni de padres ni de nada. Hoy es mi día libre y quiero disfrutarlo hasta el final.

—Genial. Conozco un lugar perfecto para eso —asegura, sonriente.

Llegamos hasta un bar. No sé si sea tan buena idea.

—El barman es amigo mío y prepara unos cocteles de ensueño, tienes que probarlos.

Luce tan entusiasmada que no puedo decirle que no. Entramos a un amplio salón con mesas redondeadas junto a la barra. No es tan oscuro como otros que he visto. Se oye música que llega del piso de abajo, donde hay una pista de baile. El volumen no la hace molesta.

La sigo hasta la barra y me presenta a su amigo. Es un tipo joven, con la mitad del cabello rapada y la otra luciendo un cabello brillante y sedoso que le llega hasta el hombro. Varios piercings relucen en su rostro, cejas nariz, labios, sin mencionar la oreja que tiene visible. Uno de sus ojos lleva una lentilla que lo hace ver blanco.

Su apariencia es bastante intimidante.

Y el espanto dura hasta que habla. La voz que sale de ese cuerpo tan amenazante es aguda y suave, como de una niña. Me pellizco la pierna para no reír. La impresión que causa tanta contradicción es muy grande.

Con Sasha nos sentamos para probar sus cocteles. El barman, que se hace llamar Ark, no me deja pedir. Me mira fijamente y asegura que preparará algo sólo para mí.

—Pareces ser alguien a quien le gusta el whisky —dice, tomando algunas botellas del estante tras él.

¡Dioses! Me volví tan alcohólica que ya se me nota en la cara. No puede ser.

Sasha no deja de reír.

—Yo... lo estoy dejando —admito.

—Muy bien, el whisky no es bueno para ti. Necesitas más dulzura.

¿De dónde saca esas ideas?

—Ark es como un médico brujo —dice Sasha, tocándome el hombro—. No pienses mucho y disfruta. Sus cocteles son como medicina, ahora te está diagnosticando para preparar la receta perfecta para ti.

En un vaso agrega unos cubos de hielo, encima vierte una medida de gin, vermut y campari. Revuelve lentamente y vuelve a mirarme.

¿Se supone que esa mezcla será mejor que el whisky?

—Naranja —dice y con unas pinzas agrega una rodaja.

Mi fruta favorita.

Me acerca el vaso y lo miro, brillando entre mis manos, sintiendo el frescor del hielo. Huele bien.

Y su color púrpura me encanta.

Tomo un pequeño sorbo y lo esparzo por mi boca. El campari lo hace refrescante y el vermut resultó ser del dulce, no tanto gracias al gin. Todo con un ligero sabor a naranja. Está muy bueno.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora