X Confianza

458 58 28
                                    

—Siempre desayunamos en tu casa. Alguna vez deberíamos hacerlo en la mía —comenta Alex, ayudándome a levantar la mesa. Hoy nos hemos quedado hasta más tarde conversando. Cuando estoy con él el tiempo se pasa volando.

El timbre suena y dejo pasar a Karen. Me saluda cordialmente como de costumbre hasta que se encuentra con Alex.

—Buenos días, tú debes ser la niñera, yo soy Alex —le extiende una mano que ella ignora, incomodándolo.

—Iré a despertar a la niña —se retira, dejándome extrañada por su conducta. Ella suele ser tan educada y cortés. No sé qué le pasó.

—Creo que no le agradé —Alex se encoge de hombros, tomando su chaqueta para irse.

—Eso es imposible —aseguro, acomodándole la corbata.

—¿Qué te parece si paso por ti y almorzamos juntos?

—Creo que es una excelente idea —lo beso y sé que no dejaré de pensar en el hasta la hora del almuerzo.

Llevamos casi un mes en la misma rutina. Nuestra relación es extraña, no le hemos puesto un nombre y se siente realmente cómoda. Hacemos lo que sentimos, sin obligaciones ni compromisos. No pensé que algo así fuera posible, estar con un hombre sin desarrollar la dependencia emocional de siempre resulta reconfortante.

Creo que él no me ha quitado ni un centímetro de mi independencia, sino todo lo contrario. Junto a él siento que el mundo todavía puede ser un lugar brillante y lleno de paz.

Espi está desayunando cuando me voy. Karen le ha hecho unas trenzas y se ve preciosa. Cuando vuelva la llevaré a pasear al parque.

~❁~

—Libi ¿Comerás con nosotros? —pregunta Marcelo.

—¿Por qué comería con nosotros si puede comer con su novio? —suelta Lía, desatando una ola de exclamaciones de alegría y risas.

—¡Te lo tenías bien guardado! —Marcelo me da un codazo y Antonio me abraza para felicitarme.

—No es nada serio aún, estamos apenas conociéndonos.

—Sí, claro. Te la pasas todo el día con la cara llena de risa. Me alegro mucho por ti, Libi. Espero que ese chico te haga muy feliz —Lía también me abraza.

—No tan rápido. Primero tenemos que conocerlo para darle el visto bueno —dice Marcelo, sugiriéndome que deberíamos organizar una cena para celebrar mi noviazgo y el éxito que hemos tenido en el taller.

No es una mala idea.

Alex pasa por mi a la hora acordada y vamos a un restaurant en el centro. Es un lugar lindo y la comida es deliciosa. Le cuento la idea de mis amigos de preparar una cena y parece entusiasmado.

—¿Me presentarás con ellos como tu novio?

Me atraganto con el jugo y empiezo a toser. Alex me ve con diversión. Creo que se me está declarando. Sigo tosiendo y termina por levantarse para darme unas palmadas en la espalda... igual que antes. Salgo corriendo y me meto al baño.

—Respira, Libi, respira. Si te ahogas así es obvio que intente ayudarte dándote unas palmaditas... ¡Es tu culpa por no haber aprendido a comer todavía!

Salgo cuando me he calmado y me disculpo con Alex, que parece preocupado. Lo abrazo, diciéndole que no estoy lista para volver a tener un novio. Él me tranquiliza diciendo que todo está bien, que nada debe ser diferente, que le gusta lo que hay entre nosotros y que no me sienta presionada.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora