CII Tal para cual

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Illumi jamás regresó. Llegamos al penthouse sólo nosotras.

—Bebé ¿Qué pasa?

La alegría que la ha embargado desde que terminó la obra parece haberse desvanecido.

—¿Mi papi va a dormir con Angelina?

Sus celos de nuevo.

—Probablemente sólo van a hablar de negocios, no te preocupes.

—Los papis y las mamis duermen juntos ¿Por qué tu tienes otra habitación?

—Espi, bebé. Los papis y las mamis duermen en la misma cama porque... porque son pobres, pero como Illumi tiene mucho dinero, nosotros podemos tener una habitación cada uno.

Me mira boquiabierta y estalla en risas. Yo también empiezo a reírme.

—Hoy fue un gran día ¿No?

Ella asiente, enjugándose una lágrima.

—Fue el mejor día. La obra salió bien, me dieron muchos regalos y conocí a mi abuelo nuevo y a mi tía nueva. ¡Es el día más feliz junto con el día que te conocí, mami!

En eso coincidimos. Son los días más felices para mí también. Le propongo que durmamos juntas y acepta encantada. No volvemos a hablar de Illumi. Él ni siquiera contestó los mensajes que le envié.

~❁~

Imposibilitada de conciliar el sueño, termino por levantarme. Me siento en la penumbra de la sala, bebiendo un café. Son pasadas las doce cuando el ascensor anuncia la llegada de Illumi.

—¿Espi está dormida?

—Sí, estaba agotada.

Se deja caer en el sillón junto a mí. También parece agotado.

—Lamento que no pudiéramos darle su regalo —dice.

—¿La mataste?

En el silencio del lugar oigo su risa, pero no se oye feliz.

—¿Crees que soy tan irracional como para matarla sólo por ir a una obra? ¿Cómo aceptas vivir cerca de alguien tan irracional?

—Oh, vamos. No te hagas el ofendido. Hasta hablar de ella te enfada y te conozco. Sé perfectamente cómo solucionas tus problemas.

—No. No lo sabes.

Su enojo me indigna.

—Soy yo la que debería estar enfadada. Dejarme para quedarte con ella fue un desaire. Hasta Lucy se sintió ofendida y eso que te detesta. Pero yo soy comprensiva y no estoy enfadada, sólo preocupada y tú llegas con tu mal humor y te enojas conmigo. Es injusto.

—Entonces soy irracional e injusto.

—En este momento lo estás siendo. Quiero preguntarte qué quería esa mujer, pero ya no me atrevo.

—No es asunto tuyo.

Es un imbécil. No se merece ni mis gritos.

—Tienes toda la razón. Haz lo que quieras con tu Angelina, no me interesa.

Voy hacia mi habitación. Tanto desvelo por nada.

—No es mi Angelina —dice, siguiéndome.

—Si no es asunto mío, no tienes que darme explicaciones.

Entra a la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

—Illumi, vete. No dormiré contigo hoy.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora