CXXV Y el juego continúa

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Narra Libi

Busco a Illumi. Tengo que despedirme de él antes de que se vaya. La luz del despacho está encendida. Allí está él, tendido sobre el escritorio. Avanzo a hurtadillas para no despertarlo. Tiene el ceño fruncido. No imaginé que alguien como él pudiera tener pesadillas porque eso es lo que parece atormentarlo.

Acaricio su cabeza y se despierta de golpe, espantándome.

—¿Libi? ¿Libi, eres tú? —Coge mi rostro, examinándolo por todos lados.

Me abraza con tanta fuerza que me quita el aire.

—Illu ¿Tenías una pesadilla?

—Sí. Sí, era una pesadilla. Ya terminó, las pesadillas terminan… y estás aquí, como siempre. —Vuelve a abrazarme.

—Illu, tienes la mejilla húmeda.

Él se la toca. Se toca ambas, secándolas.

—Debe ser sudor. Haré que revisen la calefacción —dice.

La calefacción funciona perfectamente.

—Extrañaba tu voz, tus ojos, la suavidad de tu piel. Eres tan hermosa, Libi.

Hay un dejo de angustia en su voz un tanto alarmante. ¿Qué estaría soñando?

—Te estaba buscando para despedirme —le digo, acariciando un mechón de su cabello.

—¿Despedirte? ¿A dónde vas?

—Yo a ningún lado, eres tú el que se va ¿Ya lo olvidaste?

—Al único lugar al que iré es a la cama contigo, Libi.

Inesperadamente me carga en sus brazos. Me lleva hasta la cama y empieza a desvestirse para ponerse el pijama.

—¿No irás con tu familia?

—Mi familia está aquí, no iré a ninguna parte.

—Illu, no tienes que hacer eso por mí, yo entiendo que quieras ir con ellos.

Sin importar lo que digo, él se mete a la cama. Me pongo el pijama y me acuesto también. Sus brazos no tardan en rodearme y pegarme contra su cuerpo, como si quisiera ocupar el mismo espacio que yo.

Sé que todo es por lo que vi en sus ojos cuando se despertó. Me vuelvo hacia él y lo abrazo, acunando su cabeza en mi cuello. Si hay algo en el mundo que puede asustar a alguien como Illumi eso es perderme.

Estoy aquí, Illu, no iré a ninguna parte.

—Libi —susurra, un tanto adormilado—. No vayas a envejecer sin mí.

~❁~

Superviso cada detalle en el centro de eventos. En la noche por fin será la exposición y todo debe ir perfecto.

—Esas flores van a la derecha, las rojas adelante, las blancas atrás —le indico a los trabajadores.

Las pinturas están en su lugar, sólo faltan algunos detalles en el salón para el cóctel.

Alguien me abraza por detrás, asustándome. Es Illu, usando las ventajas de ser el jefe para escaparse tan temprano del trabajo.

—Quería estar contigo —dice, besando mi cuello.

—Illu, estamos rodeados de gente.

—¿Y qué? Eres mi esposa. Y pronto lo serás al cuadrado.

—Sí, pero me incomoda que nos vean.

Me suelta y coge mi mano. Avanza por los pasillos hasta el tercer piso, hasta el salón con el techo transparente. Le pone el seguro a la puerta.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora