—Tu cabello está muy largo ¿No has pensado en cortarlo?
Luego de su baño, cepillo el cabello de Espi. Ya le llega hasta la cadera.
—A mi papi le gusta así.
—¿Y a ti te gusta?
Me parece que lo piensa más de la cuenta.
—A mí me gusta que a mi papi le guste.
Mi bebé.
—A él le gustas tú, no importa cómo uses el cabello, lo importante es que estés cómoda y así de largo te debe pesar un poco.
Ella se encoge de hombros.
—Yo puedo cortarlo, así estarás más cómoda.
Vuelve a encogerse de hombros y busco unas tijeras. La envuelvo en una toalla seca, peino su cabello hacia atrás y corto diez centímetros.
—Bebé, no te muevas.
El lado izquierdo me queda más corto, así que termino cortando unos centímetros más. El cabello le llega ahora hasta la mitad de la espalda. Le hago un par de trenzas e imagino que lo sentirá mucho más liviano.
—Listo.
Espi se coge las trenzas y se queda boquiabierta. Se vuelve y toma un puñado del cabello que corté. Y empieza a llorar como si en vez de cabello le hubiera cortado una mano.
—Espi, es sólo cabello. Se te ve más lindo ahora.
Ella sigue llorando. Pone uno de los mechones cortados junto a su trenza. No puedo evitar reírme.
—Bebé, volverá a crecer en un tiempo. No seas dramática.
Voy a coger el cabello cortado para tirarlo, pero grita y se apresura a cogerlo ella. Lo abraza, haciendo pucheros. No pensé que fuera tan superficial, es sólo cabello.
—Espi, deja eso, vas a esparcirlo todo por la cama.
—No quiero, es mío… Déjame.
—De acuerdo. Cuando te aburras de jugar con él, tendrás que limpiar, ya que no me dejaste hacerlo.
Me voy a preparar el desayuno. Leche de almendras para Espi, un té para mí y los panecillos que prepara Ana. Son insípidos, pero Illumi asegura que son muy saludables. A Espi le encantan. Pruebo un trozo. Hoy están particularmente desabridos, es como comer una esponja.
Estoy sola en la mesa. A los pocos minutos llega Karen.
—La niña no quiere venir a desayunar. Puedo llevárselo a la habitación.
—Ella no manda, haz que venga.
—Señora, no creo que sea bueno forzarla en este momento, ella…
—¡Ella hace lo que quiere! ¡Todos en este lugar hacen lo que quieren!
Voy por mi bolso y salgo. No acepto que Hazar me lleve, así que me da las llaves de otro auto. Respiro profundamente mientras conduzco por la ciudad.
Nada sale como quiero y ya estoy harta.
Apenas entro al taller veo la pila de cuadros que serían parte de la exposición y quiero gritar. Tanto esfuerzo para nada. Siento ganas de patearlos y hacerlos pedazos. Voy a mi oficina. Todo está perfectamente ordenado. Los esclavos que envió Illumi fueron muy eficientes. En mi computador reviso lugares para hacer la exposición. No voy a esperar a que Illumi se digne a aparecer para conseguirme uno nuevo. Yo puedo hacerlo, no lo necesito para hacer mi trabajo. Ya contacté a Adam para que nos devuelva el adelanto que le pagamos. No me ha contestado. Seguramente espera la aprobación de su jefe y como el imbécil tampoco contesta el teléfono, eso se tardará.
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Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]
FanfictionIllumi ha perdido su Libertad y está dispuesto a todo con tal de recuperarla, sin importar quién se interponga en su camino. ¿Podrá conseguirlo? Secuela de Vidas cruzadas. Más entretenida, más retorcida y perversa que nunca. Esta vez ¿habrá final fe...