Epílogo

463 55 21
                                    

—Mami ¿Puedo llevarme todos mis dibujos?

—Claro, bebé. Lleva todo lo que quieras.

Las risas de Ankei me hacen volverme hacia ellos. Él ríe en los brazos de Illumi. Ya tiene seis meses. Es un niño completamente sano y hermoso. Debo decir que tenemos bastante talento en esto de hacer hijos.

—Papi, ya sostuviste mucho tiempo a mi hermanito, yo también lo quiero.

—Tú tienes que terminar de empacar.

—¡Ya terminé!

Illu se agacha para entregárselo. Cuando Espi lo tiene cogido, él la levanta y ahora los sostiene a los dos. Siempre encuentra una forma de ganar.

Yo sigo empacando. Al atardecer ya estaremos en nuestra nueva casa. Illumi se ha mantenido completamente hermético al respecto, no sé cómo es ni dónde queda, pero él asegura que la amaré, así que sin dudas la amaré.

La amaré porque será nuestro hogar definitivo, donde nuestra familia vivirá. Y pensar que partimos solas con Espi y ya somos cinco, contando a Collu. En unos años seremos muchos más.

Los mayordomos guardan nuestro equipaje en los autos y nos vamos. Extrañaré el edificio.

—Estará disponible para cuando necesitemos quedarnos por acá —dice él.

Nuestra casa estará lejos entonces.

—¿Y estará lejos de la escuela? —pregunta Espi.

En unos meses empezará a ir a clases. Está muy emocionada y yo también.

—Unos treinta minutos.

Espi sonríe, acariciando la cabeza de Ankei. Él también sonríe. Apenas y llora, es un niño muy disciplinado. Durante nuestra boda no hizo ninguna interrupción, todos alabaron lo bien portado que es. Yo creo que es muy listo y que será un manipulador igual que su padre. No tiene ni siquiera un año y ya conquistó a todo el mundo. Mientras lo haga con su encanto y no con algún artilugio filoso, todo bien.

La boda fue un evento grandioso. Mi familia y la de Illumi estuvieron reunidas. No hubo ningún inconveniente. Incluso Killua vino. Quería ver en persona a la demente que se casaría con su hermano y estuvo feliz al conocer a Ankei. “Una preocupación menos”, dijo él.

Espero que los Zoldycks no empiecen con eso de que los peliblancos son los herederos del negocio familiar ni nada por el estilo. Ankei será libre de elegir su destino. Sé que Illu me apoyará, él también es libre ahora.

—El resto del viaje lo harás con los ojos vendados —dice Illu cuando ya ha pasado casi una hora de trayecto.

Saca de su bolsillo un antifaz para dormir.

Espi aplaude y yo me entrego a la sorpresa que tiene para mí. No conforme con cegarme, él me pone unos audífonos con música. Justo cuando mis oídos se agudizaban para espiar los alrededores.

—Los niños —le digo cuando por fin bajamos del auto.

—Karen y Ariel se encargarán.

Karen y Ariel han concretado su romance. Ahora son novios. Pronto tendrán sus propios hijos y habrá que buscar una nueva niñera.

Illu me carga en sus brazos y ahora sí que me siento perdida. Avanza unos metros, creo que se sube a algo. Sigue caminando. Estiro mi brazo por detrás de su espalda para intentar tocar algo. Siento una superficie lisa y pulida, fría. No se siente como un muro.

—No hagas trampa.

Suelto un grito cuando me deja caer sobre algo blando. Un sillón quizás. Mis manos, que se mueven curiosas, son capturadas por las suyas e inmovilizadas, igual que el resto de mi cuerpo, que queda bajo el suyo.

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora