XX Traición

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Despierto en mi cama y siento que la cabeza se me parte. Al poco rato, los recuerdos más recientes llegan a mi mente, aterrándome.

Espi conoce a Illumi. Ella sabía de sus visitas nocturnas y no me dijo nada.

—¿Te sientes mejor?

La voz de Alex me sobresalta, no había notado su presencia.

¿Mejor?

Creo que jamás volveré a estar mejor, ya ni siquiera puedo confiar en mi propia hija.

—¿Dónde está Espi?

—Jugando en su cuarto. Quedó muy asustada después de tu último arranque de histeria. Necesitas controlarte.

Lo miro boquiabierta y me cuesta creer que me esté regañando.

—¿Histeria? Alex, ella sabía que mi ex se metía a mi casa por la noche y no me dijo nada.

—Es sólo una niña.

—¡Una niña mentirosa! No es seguro estar con ella aquí, quizás ya le dijo dónde estamos.

—Escucha lo que dices, por favor. Apenas y tiene cuatro años, dudo que sepa usar un teléfono y mucho menos dar las indicaciones para que nos encuentre.

—Tú... ¡Tú no sabes de lo que él es capaz!

—Estamos hablando de ella, no de él.

—¡Él la está controlando, así que es lo mismo!

Me observa con frialdad y algo de lástima.

—Libi, estás cada vez peor. No piensas con claridad, necesitas tus medicinas.

—¡No! ¡Yo no voy a tomar ninguna mierda! Sal de aquí, Alex, déjame sola.

Lo empujo hasta sacarlo de la habitación y camino de un lado a otro pensando en qué voy a hacer. Es cosa de tiempo para que Illumi nos encuentre. Quizás incluso ya venga en camino.

Debería preguntarle a Espi si ya le dijo donde estamos.

No. Nada me asegura que me diga la verdad. Incluso la posibilidad de que Illumi esté usando una aguja en ella es una realidad.

Podría irme lejos, sin avisarles. Avanzar por el bosque hasta la carretera y pedir que alguien me lleve lejos de aquí.

Por más que pienso en la posibilidad de hacer aquello, más difícil se vuelve. A pesar de todo, Espi es mi pequeña.

Es una niña inocente que está siendo manipulada y usada en mi contra, porque él sabe lo importante que es para mí.

Todo estaba bien antes de que Illumi regresara. Había vuelto a ponerme en pie y reconstruido mi vida de las ruinas en que estaba.

Logré formar la familia que tanto anhelaba y llevábamos con Espi una vida tranquila en un hogar lleno de paz y amor.

Por fin éramos felices y ahora, el miedo y el dolor han vuelto, impidiéndome pensar con claridad.

Me siento acorralada y sin escapatoria. Necesito despejar mi mente y calmarme.

Abro el closet y hurgo en su interior hasta encontrar la botella de ron. Bebo un buen sorbo y siento cómo se me sube a la cabeza, mareándome al instante. Supongo que estoy algo débil y eso intensifica el efecto.

Poco a poco y como por arte de magia, me voy sintiendo más relajada y ya no tengo ganas de huir. Quiero quedarme aquí, sentada en el rincón, observando por la ventana cómo el cielo comienza a teñirse de rojo.

Rojo como la sangre, aquella que salía de los cuerpos de los hombres que Illumi mató en el restaurant. Nunca antes vi tanta sangre.

Lo peor era su aroma, denso y penetrante; metálico, que lo inundaba todo. Sentí que olí a ella por días, igual que en el sótano.

También olía a sangre y a húmedo encierro, una mezcla enloquecedora. A veces, cuando despierto por las noches, siento ese mismo aroma en mi habitación, teletransportándome al borde de un abismo, a un vacío que absorbe hasta mis gritos.

¿Podrá existir algo peor?

Probablemente, muy pronto Illumi me lo demostrará.

~❁~

Despierto en el suelo y si antes la cabeza se me partía, ahora siento que se me derrite. Al levantarme veo un pequeño charco de sangre. Toco mi rostro, confirmando que viene de mi nariz.

Veo doble y por más que lo intento, no logro enfocar con claridad. Tengo que avanzar apoyándome en la pared, pues mis pies se sienten pesados y las piernas se me doblan como si fueran de gelatina.

Como si todo eso no fuera suficientemente malo, mi cuerpo entero arde. Definitivamente esto no es una borrachera normal.

Intento llamar a Alex, pero mi voz sale débil y no es capaz de llegar muy lejos. Él no viene y debo bajar las escaleras.

Los peldaños se distorsionan frente a mis ojos y termino pisando donde no hay ninguno, resbalándome y golpeando mi trasero y espalda al caer.

Nadie llega a ayudarme y temo que sea demasiado tarde para ellos.

Vuelvo a levantarme y siento que mi nariz ha empezado a sangrar otra vez. Pese al dolor en todo mi cuerpo, alcanzo a dar unos cuantos pasos por el pasillo y oigo algo que me desconcierta.

Risas.

A punto de caer, llego a un cuarto al final del pasillo, donde encuentro a Alex y a Espi. Ella se asusta al verme parada en la puerta y Alex viene a mi encuentro.

—¿Qué haces aquí? Debes descansar, estás hecha un desastre.

—No... no me siento bien...

—Vamos al cuarto, allí te sentirás mejor.

Rodea mi cintura, ayudándome a avanzar, mientras intento ver a Espi. Creo que está disfrazada, ya que las ropas que lleva parecen quedarle grandes. Sin embargo, no es eso lo que llama más mi atención.

Es su rostro.

Con la vista aún borrosa, me parece ver sus ojos ensombrecidos y su pequeña boca de un tono rojo intenso.

Ella lleva maquillaje.

—¿Qué... qué están haciendo?

—Jugando —contesta Alex, sacándome de la habitación—, pero tú no estás invitada. 

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Espero sus teorías 🤔

¡Gracias por leer!

Vidas cruzadas: redención [Illumi Zoldyck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora